miércoles, 28 de noviembre de 2012

Retrato de una dama


Renacida. Susan Sontag. Diarios tempranos, 1947-1964
David Rieff (editor)



Impulsado por el afán de proteger la intimidad de su autora, David Rieff decidió editar los diarios personales que su famosa madre escribió desde muy temprano, a los 14 años y hasta el final de su vida, adelantándose a la publicación que la Universidad de California -la propietaria de todos los archivos de Susan Sontag- pudiera hacer en el futuro, gesto con el que, a la vez que preserva, deja expuestos los aspectos más íntimos y dolorosos de su madre.
El título que eligió para el primer tomo de sus diarios, Renacida, está tomado de una de las primeras entradas en las que ella se hace conciente del momento liminar que atraviesa, de corte con el agobiante espacio familiar y de construcción de una vida futura basada en los principios de la libertad individual y de la confianza en la inteligencia y la ampliación de la cultura como bienes supremos.
Y es en este cruce entre una formación cultural clásica y totalizadora (“deberás saberlo todo” se impone en una de las entradas) y una mirada lúcida y actualizada sobre el arte contemporáneo donde se inscribe y donde la palabra “renacida” adquiere, a partir de su deseo omnívoro de saber sobre literatura, historia, filosofía, ciencia, arte, el sentido que se le daba a los artistas en el Renacimiento.
El poderoso deseo intelectual va de la mano del no menos poderoso y culpabilizador deseo homosexual con el que se las tendrá que ver hasta bien entrada la juventud. Una autocrítica despiadada que la pone en cuestión socavando su confianza la acompaña durante este largo período de formación y contrasta sorpresivamente con la brillantez de sus intervenciones críticas que la hicieron famosa.
Las listas, la forma discursiva preferida por Sontag, (de conciertos, de libros para comprar o leer, de obras de teatro vistas, de citas literarias, de palabras, de escenas vividas, de dadaístas alemanes, de proyectos de escritura, de bares gay, de deberes como madre, de normas de comportamiento) proliferan organizando su “enciclopedia”.
“Leo diligente, obediente, plásticamente” escribe en una de las entradas. Sus iluminaciones como crítica (de artes plásticas, de teatro, de medios, del paisaje urbano) forjadas aquí, moldearon su estilo como escritora y si el diario aparece como el espacio de creación de sí misma, le permite a la vez experimentar con los materiales de los que estará compuesta su fecunda obra.

Publicado en diario Perfil

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