martes, 24 de octubre de 2017

La exégeta de María Elena Walsh

Entrevista a Gabriela Massuh


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Promediaba la dictadura y con una penosa enfermedad recién diagnosticada, María Elena Walsh aceptó la propuesta de su amiga Gabriela Massuh de grabar una entrevista en la que revisar su carrera, como una forma de entregar, amorosamente, su legado.
¿Cómo fue que esta larga entrevista a María Elena Walsh se convirtió en una suerte de “Vidas paralelas”?
Tiene que ver con una recomendación de mi editora, Ana Laura Pérez, que me pidió no un libro de reportajes sino una descripción de la época en la que lo hacíamos. Y lo que quedó de esa recomendación es el acento que recorre toda la escritura: quién fue y qué significó María Elena Walsh en mi propia educación sentimental. Tuvo que pasar mucho tiempo para poner la entrevista en un contexto, que era también mi vida.
¿Cuánto de esta “amistad literaria” incidió en tu trabajo con la literatura?
Incidió sí en mi formación literaria, no en la producción de escritura. Yo empecé a escribir mucho tiempo después. Nuestras charlas se referían siempre a entusiasmos respecto de libros y música. María Elena leía casi todo lo que se publicaba y contaminaba al resto de su entorno con sus fervores. No digo que con ella aprendí a leer, sino algo mucho más sutil: entendí lo que era la formación del gusto como un desarrollo político y estético a la vez.
¿Cómo pensás que pudo sortear las restricciones sociales una mujer que de muy jovencita se destacó en el campo literario, vivió la bohemia parisina de los 50, sumado a su condición sexual y su adhesión al feminismo?
María Elena jamás se sintió restringida por condicionamientos sociales. Las restricciones venían de sentir que había agotado una etapa creativa. Toda su vida fue un intento sobrecogedor de escaparle a la presión de la poesía. Es por eso que, después de publicar su primer libro (Otoño imperdonable) y de ser aclamada por la élite intelectual del continente, sale corriendo a cantar con Leda Valladares al music-hall de París, de allí pasa a trabajar para chicos, hace teatro, televisión, es guionista y, una vez que siente que es maltratada por los ejecutivos, larga todo y se pone a cantar para grandes. Así, de esta manera, a la vez intuitiva y muy profesional, es que va manejando sus talentos y sus propios hartazgos.
¿Por qué creés que sigue provocando deslumbramiento la primera vez que se la escucha?
No lo sé. Pero creo que en sus canciones los chicos perciben, por un lado, el trazo de los ritmos populares. Y María Elena manejaba con igual destreza una chacarera o una rumba que una habanera o un vals. Por otro lado está la maestría en saber manejar letras de canciones, agregale a eso la alegría del juego con el lenguaje, la sorpresa de una rima insólita, el desparpajo del absurdo. Eso es talento y nos va a conmover hasta el fin de los días.
¿Qué hay de una futura “Fundación M. E. Walsh”?
Por ahí sé que andan en algo, pero me parece que hasta el momento no está estructurada. Y, la verdad, mi legado está en este libro, por eso lo escribí. De hecho, su gran amiga Carmen Córdoba me había apodado "la exégeta". Pero no soy una exégeta sino alguien agradecido (la gratitud es una forma de la felicidad) porque la vida me acercó a María Elena de la mejor forma posible: la amistad.

Publicado en diario Perfil, 21/10/2017

lunes, 9 de octubre de 2017

El monstruo que todos llevamos dentro

Entrevista a Kjell Westö

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A punto de visitar Buenos Aires por segunda vez, “el mejor escritor en lengua sueca” finlandés según la prensa de su país, Kjell Westö, habló -en impecable castellano- con Perfil, a propósito de su última novela, Espejismo 38, que viene a presentar a fines de este mes. Un título que remite a un año en especial y a un momento histórico confuso, aquél en el que se vivía con la certeza de que “un fantasma recorre Europa”. Y el clima ominoso que se respira en la novela y que contrasta con las buenas intenciones del protagonista, el civilizado y progresista abogado Claes Thune, lo expresa muy bien. Pero no sólo es el fantasma de la intolerancia, de la violencia o el de la locura el que acecha a sus personajes, sino el del secreto que, como todo lo reprimido retorna, en un final que aunque sorpresivo, estaba presente desde el comienzo, agazapado.
Su autor, oriundo de un país con el 95% de hablantes en finlandés (y con uno de los estándares de vida más altos del planeta) pero con una educación bilingüe producto de largos años de dominio sueco, elige inscribir su obra en la lengua materna, que no es otra que la lengua del cuerpo: “Soy bilingüe sueco-finlandés, pero mi infancia está ligada al sueco, mi familia era totalmente suecohablante, así que soy capaz de escribir en ambos idiomas pero tengo un registro más profundo, más emotivo, en sueco.”
El español llegó después, de la mano de la literatura. “Aprendí español en la Sociedad Finlandesa Española, acá en Helsinki. Es que viví medio año en Portugal, entonces aprendí un poco de portugués, pero la pronunciación me costaba mucho y decidí probar con el español. Además, una razón para aprenderlo fue que tengo tantos escritores hispanohablantes que me gustan y muchos de ellos, argentinos, como Julio Cortázar y Jorge Luis Borges o Eduardo Galeano que también me gustaba mucho leer a y ese fue un motivo muy importante para mí para aprender español.”
En cuanto a Espejismo 38, es un relato decidida y voluntariamente instalado en la Historia. Sus personajes leen, escriben, cavilan, publican, discuten sobre política y viven (o han vivido) atravesados por ella o por los efectos de una política enrarecida y que amenaza con estallar, como efectivamente ocurrió muy poco tiempo después y que convirtió, una vez más, a las mujeres en botines de guerra.
- ¿Cómo fue el proceso de investigación para la escritura de la novela? Más allá de los sucesos conocidos, ¿te encontraste con hechos desconocidos de la historia de tu país que hayas querido utilizar para la ficción?
“Yo había escrito antes por lo menos dos novelas cuyos acontecimientos estaban situados a principios del siglo XX, una es Donde una vez caminamos, que también está traducida al español, por lo que la investigación ya la había hecho, conocía los acontecimientos de la guerra civil del 18, entonces no fue difícil escribirla, porque ya sabía muchas cosas. Pero me ocurrió que cuando investigaba para esta novela, aunque conocía casi todo lo importante, una cosa que me sorprendió fue que las mujeres del bando de los rojos, que fueron encarceladas en campos de prisioneros, lo que me sorprendió, decía, es lo jóvenes que eran, tenían 16, 17, 18 años. Es un horror que se castigue a gente tan joven, gente que no había hecho cosas crueles, la verdad, a veces lo único que habían hecho era tratar de sobrevivir. Pero el hecho de ser comunistas las convirtió en peligrosas.”
- Y el año1938 parece tener un peso propio. ¿Por qué lo elegiste, ves algo allí que resuene en la actualidad?
“Desgraciadamente tengo que decir que hay demasiadas similitudes con la actualidad. Escribí el libro en 2011 y 2012 y ya entonces sentía que había similitudes y por desgracia, por lo menos en Europa, veo que han crecido en estos años que han pasado.”
- ¿Qué es lo que más te interesaba a la hora de escribir, la trama psicológica o la historia política?
“La trama psicológica y sobre todo el trauma psicológico. La psicología humana es algo que me ha interesado trabajar en todos mis libros.” Y el grupo de amigos del protagonista que forma el Club de los Miércoles es el laboratorio donde explorar el impacto, en la intelligentzia europea, de una Historia que asistió al surgimiento de Hitler, y en la que los protagonistas -el tolerante y civilizado Claes Thune y su distante y rígida secretaria, Matilda Wiik- parecen no encajar. Aunque su autor tiene sus preferencias: “Para mí la protagonista es Matilda Wiik, ella es la persona más importante en el libro, definitivamente.”
- Las personas, las sociedades, ¿todos tendríamos un otro monstruoso?

“Creo que hay una minoría de seres humanos de buen corazón, pero creo que la mayoría tiene ese otro monstruoso y aunque muchos de nosotros no estemos en situaciones tan peligrosas y no haya cosas que hagan aflorar ese monstruo me temo que en situaciones de crisis como definitivamente es la guerra, la mayoría de nosotros saca al monstruo que tiene escondido.”

Publicada en diario Perfil, el 8/10/2017

lunes, 2 de octubre de 2017

Cómo escribir una novela de acción

Entrevista a Jean Echenoz

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Nuevamente de visita en el país, esta vez como invitado del Filba, conversamos con Jean Echenoz, un escritor muy valorado por los lectores y la crítica, que acaba de publicar Enviada especial, una novela que se desmarca de su obra anterior, concentrada y de una austeridad exquisita, para narrar las peripecias de una azarosa espía, una suerte de Mata Hari lánguida e inactiva, más interesada en sus andanzas eróticas que en la política internacional, enviada por el jefe de un servicio de inteligencia paralelo a Corea del Norte.
- ¿Qué lo impulsó a escribir una novela de espías?
“Tenía ganas de volver a la forma novelesca pura que permite diferentes direcciones, quería que fuera como una película de acción. Porque los cuatro libros anteriores eran un poco cortos y estaban centrados en trayectorias precisas que había que respetar, cosa que me interesó en momentos en que estaba cansado de la ficción.”
Y la estructura de este servicio de inteligencia oficioso y en decadencia conforma el mapa de unos personajes que se entrecruzan, se unen y se separan, con un narrador que se divierte, hace comentarios, observa.
“ A riesgo de no ser correcto tengo que decir que yo quería que el personaje femenino fuera una chica dispuesta a todo. No me gusta la psicología en mis libros, pero me gustaba que fuera alguien que se deja llevar aunque fuera manipulada, alguien que se aprovecha de papeles que no son muy valerosos, con tal de tener una vida. En cuanto al narrador, la idea de introducir comentarios o a un testigo me permitía establecer una distancia con los personajes, que es una vieja invención de Diderot.”
- Uno de ellos, Paul Objat, su apellido remite a “objetivo”, tanto en el sentido de objetivo a alcanzar como en el de objetivismo, la corriente con la que se lo relacionó muchas veces.
“Era un apellido que me interesaba porque es un personaje que es un sujeto y un objeto a la vez.”
- Objetivo además es una palabra que viene de la fotografía.
“Eso me importa mucho y también lo que me importa es la retórica del cine, los movimientos de cámara, el montaje de escenas. Lo que apuesto es a una escritura visual.”
- ¿Cómo fue el proceso de investigación sobre Corea del Norte?  
“Hace mucho que me interesa este país y comenzó a interesarme como lugar de ficción hace algunos años. Fue leer todo lo que encontraba, relatos de viajeros, de gente que escapó, me aboné a agencias de prensa de las dos Coreas pero no me sirvió de nada. Pude encontrar imágenes de Pyongyang, pero cuando Kim Jon-un mandó matar a su tío, circularon rumores de que había que tener mucho cuidado. Lo que me interesaba de ese país es que parece un lugar imposible pero sin embargo existe.”
- ¿Corea del Norte es el nuevo “otro” para Occidente?
“Creo que es la alteridad total para todo el mundo. Es una especie de cápsula con una zona de economía capitalista dentro de una economía planificada, con un sistema de notables que viven en el lujo, empresas que se están desarrollando y paradójicamente, funcional a los países más poderosos.”
- El relato empieza en la calle Petrarca -un referente de la literatura amorosa- y termina en el mismo lugar. ¿Novela de aventuras o novela sentimental?

“Definitivamente, una novela de acción.”

Publicado en diario Perfil, 29/9/2017