jueves, 15 de noviembre de 2012

Contra la patria

El asco
de Horacio Castellanos Moya



El asco es un brutal monólogo a dos voces: la de Edgardo Vega, un profesor de historia del arte salvadoreño exiliado voluntariamente en Canadá que regresa, a su pesar, a su país de origen para enterrar a su madre y la del escritor y periodista Moya, su antiguo compañero de secundario. Ambos comparten más de un costado autobiográfico del propio autor y una tarde en un bar de la ciudad, donde el protagonista vomitará una larga diatriba contra su país. A lo largo de 130 páginas sin puntos y aparte, dinamitará el gran campo semántico de “la patria”, destruyendo cada una de sus representaciones: la comida típica, la bebida nacional (“esa cerveza diarreica”), la conservadora religión católica, la familia burguesa, la prensa reaccionaria, la empresarial universidad privada, los destartalados transportes públicos, la política corrupta, la cruenta guerra civil, la guerrilla, los militares, los ex-combatientes reciclados de ambos bandos, los monumentos públicos, la provinciana literatura nacional, el regionalismo.
Con una prosa nerviosa que se tensa al ritmo de la desesperación de su protagonista y que se ensaña con cada objeto de su crítica, tiene momentos de gran hilaridad como las escenas grotescas en las que describe a sus vulgares conciudadanos y que crece en tensión hacia el final, cuando después de recorrer los lugares más odiados por el refinado protagonista (la cervecería, la discoteca y el prostíbulo), registrando sus hedores, vómitos, orines, excrementos y sudores, culmina con lo que llama el “vértigo de la náusea”, un gran vómito que lo pone, junto con la pérdida del pasaporte canadiense, al límite de la pérdida de sí. “No se hace frente impunemente a la nación propia” decía Robert Walser. El protagonista y las graves amenazas sufridas por el autor, parecen confirmarlo.

Publicado en diario Perfil

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