El caballero, la mujer y el cura
Sólo con la
profunda convicción de que un hecho ocurrido hace ocho siglos puede
revelarnos algo sobre nuestro presente, cobra sentido el estudio de
una época a la cual sólo se puede acceder a través de fragmentos
de textos jurídicos, religiosos o morales que hablan más de un
deber ser que de lo que efectivamente sucedía en aquel período.
Asumiendo estas
limitaciones, Georges Duby se propone en este trabajo de 1981 que hoy
se reedita en castellano, encontrar los modos en que se conformó el
sistema matrimonial en Occidente (para ser más precisos, en el norte
de Francia), como imagen reflectante de la relación de vasallaje,
donde el marido ocupa el lugar del señor feudal, la esposa, el del
vasallo y el cura, el de ordenador en el plano moral y jurídico de
una sociedad que atravesó dos largos siglos de enfrentamientos entre
los dueños de la tierra y el clero y que, recién hacia los finales
de la Edad Media, encuentra el equilibrio entre estos dos órdenes,
producto de haberse amoldado, ambos, a los cambios que la sociedad
iba produciendo.
Como
instrumento de control, la unión conyugal fue fuente de una cantidad
importante de textos normativos (morales, satíricos, de educación
mundana, religiosos) en los que se exhibe la acuciante preocupación
por excluir al amor erótico (lo ingobernable per
se) del matrimonio,
basado en el principio sostenido desde el cristianismo primitivo, de
que la mujer es el otro peligroso y objeto natural de dominio.
Dice el autor que
en su investigación ha tratado de captar el momento de instauración
de una poderosa estructura que hoy está a punto de sucumbir. Las
distantes variantes que hoy vemos por fuera del matrimonio
heterosexual parecen confirmarlo. El tiempo dirá si estas formas son
tan diferentes o si no hacen más que reforzarlo.
Publicado en diario Perfil, 26/5/2013