miércoles, 27 de mayo de 2020

Digna de su textura

Anagramas


Anagramas por MOORE LORRIE - 9789877121889 - Cúspide.com


Célebre entre sus lectores argentinos, quienes comparten su nombre como una contraseña, llega a nuestro país la primera novela de Lorrie Moore. A medio camino entre sus cuentos (con comienzos in media res y finales que se desvanecen en una aparente trivialidad) y sus textos posteriores, esta novela se desentiende de la idea de estructura perfecta para nombrar, como le gusta decir a su autora, aquellos hechos de la vida que nunca cierran, sino que llegan y pasan, dándonos, apenas, un respiro.
Hay una mujer, Benna, un hombre, Gerard, una amiga, Eleanor, una hija, Georgianne, un alumno devenido amante, Darrel, y algunos pocos personajes secundarios más. Y el hilo que los une, delgado y firme a la vez, será el que recorre cada una de las formas que asume el amor -erótico, filial, fraternal- para marcar los bordes de una subjetividad femenina.
Benna, una mujer que “luego de pasar cuatro minutos en cualquier conversación siempre lograba decir la palabra pene” es, en el primer relato, una cantante de clubes nocturnos cuyo vecino Gerard la ama sin remedio. Sus departamentos, como siameses, unidos por una pared del baño, devienen el territorio de la exclusión amorosa.  
En el segundo relato, Benna será una profesora de aerobics para “adultos mayores”, ama a Gerard, un músico más interesado en tocar su piano que a ella y que, como espejo invertido del relato anterior, “vive del otro lado del pasillo de su corazón.” Un nódulo en el pecho que se transforma en un embarazo fallido será la cifra de una travesía por el cuerpo femenino que se convierte, en el relato siguiente, en una hija imaginaria.   
Como en un juego de espejos Benna será, en el texto más extenso, una profesora universitaria cuyas clases de “lectura y escritura de poesía” son el espacio donde desgranar su arte poética. Y aunque piensa que enseñar es “como San Francisco predicándole a los pájaros”, instiga a sus alumnos a hacerse preguntas, los conmina a “ir de safari, salir y mirar, cazar y traer a la jaula de la página la cosa viva más maravillosa del mundo” y les recuerda que el poema es un salvavidas en el que hay que elegir qué palabras van a sobrevivir, mientras les recita el más sublime poema de amor desesperado que es el Cantar de los Cantares.
Con un humor filoso y autoirónico dirigido al colectivo de las mujeres, pasa de la primera persona a la segunda, otro de los modos de involucrar a sus lectores. Conocedora del poder de las palabras (y de la palabra poética en especial), busca en el diccionario nuevos sentidos que, por contigüidad, surgen de ellas, así como los equívocos y malentendidos le proveen pistas para llegar al hueso de sus personajes. Y con una prosa que hace de la metáfora el procedimiento con el que “salir de safari” logra incorporarlas estructuralmente al texto (“No, digo, con la duda en mis labios como frente a un desayuno viejo”) y construye personajes que, a falta de una definición mejor, llamaremos reales.  
Y si piensa su escritura como una mezcla de Virginia Woolf “donde toda la vida humana es suspendida de repente y se desvanece” pero rematada con un chiste, los materiales con los que la construye -escenas de la vida plebeya norteamericana, citas conocidas de Shakespeare, algún verso escondido de Bob Dylan y frases de El mago de Oz- la convierten en una suerte de Manuel Puig de la academia norteamericana.
Pocas autoras tienen una conciencia tan clara de lo que mal se llamó “escritura femenina”. La hija que Benna imagina para su solitaria vida, “una de las pocas formas decentes de traer alguien al mundo”, habla de lo que planteaban las pioneras del feminismo acerca de la obra, para una artista mujer, como sustituto de los hijos.
Work in progress o anagrama de un relato posible, esta primera novela de Lorrie Moore la muestra, sin dudas, en su mejor versión.

Publicado en diario Perfil, 24/5/2020