jueves, 15 de noviembre de 2012

Geografía de la esclavitud

Esclavas del poder. Un viaje al corazón de la trata sexual de mujeres y niñas en el mundo.
por Lydia Cacho


No hay mayor afrodisíaco que el poder dice el saber popular que afirma que a través de favores sexuales se puede acceder a lugares de privilegio. Las trescientas páginas de este demoledor trabajo, el producto de cinco años de investigación por los países donde se venden mujeres y niñas para explotación sexual, donde las mafias venden protección a los tratantes, empresarios de la monstruosa y globalizada industria del sexo que lavan sus ganancias en los bancos de los países desarrollados donde vive el mayor porcentaje de consumidores de turismo sexual, vienen a demostrar que los únicos que obtienen privilegios son los que secuestran, torturan, esclavizan, prostituyen y venden mujeres y niñas.
La esclavitud humana para fines sexuales, que se ha extendido en forma exponencial en las últimas décadas de la mano de la desregulación de la economía y los tratados de libre comercio (1,39 millones de personas son vendidas, cada año, en todo el mundo) sólo es posible, según esta autora, sobre la base de naturalizar la prostitución como el único destino posible para las mujeres y niñas pobres junto con una cultura patriarcal que las considera objeto de su propiedad (y de consumo) y afirma que este fenómeno es, también, una respuesta al feminismo que puso en cuestión este paradigma de la masculinidad instalado a lo largo de la historia y en todo el mundo.
Un mapa de la esclavitud actual define su autora a este trabajo para el cual entrevistó no sólo a sobrevivientes, sino a tratantes, dueños de prostíbulos, especialistas y rescatistas, en el que exhibe con detalle quiénes son los (y las) que forman parte de este negocio (que incluye abogados, contadores, banqueros, jueces, gobernadores, policías, funcionarios de Migración y demás delincuentes, además de los clientes, sin los cuales, este negocio no existiría), cómo lo hacen, dónde y por qué, en este siglo, se venden más seres humanos que durante los tres siglos que duró la venta de esclavos africanos.
Siguiendo las rutas trazadas por los tratantes, cada capítulo describe los casos registrados en los lugares donde se infiltró comenzando por Turquía, la puerta hacia el mayor centro de reclutamiento del mundo, Asia, que demuestra que las diferencias ideológicas e incluso religiosas que llevan a los países a enfrentamientos bélicos, no son obstáculo para el comercio de personas, drogas y armas, que en forma transversal “une” a Afganistán o a Irán con Europa y EEE.UU o con Rusia.
Además de explicar en detalle en qué consiste el lavado de dinero nos recuerda que este mecanismo surgió para financiar la campaña de reelección de Nixon.
En los países donde la ortodoxia religiosa considera a la prostitución inmoral, denuncia, las mujeres que logran escapar se convierten en parias aunque hayan sido vendidas por su propia familia.
El relato de una sobreviviente de los yakuzas, una de las organizaciones mafiosas más crueles de todas, demuestra hasta dónde puede llegar la deshumanización de las mujeres, y en Camboya, el paraíso de los tratantes y del turismo sexual alimentado por la prostitución infantil entrevista a la líder abolicionista Somaly Mam, que, habiendo sido vendida de niña a un burdel, dedicó su vida a rescatar niñas de la misma situación.
En el capítulo dedicado al ex-agente de la SIDE durante la dictadura argentina, Raúl Martins, llamado “el intocable” por sus firmes vínculos con los Zetas (y los políticos y jueces federales que impiden clausurar sus establecimientos tanto en Cancún como en la Argentina) relata, en la voz de varias jóvenes latinoamericanas, cómo son engañadas con falsos contratos para ejercer la prostitución, cómo se les quitan los documentos y se las endeuda, las mismas razones por las que su hija Lorena lo querella hoy en un juicio que esta autora considera el caso más importante a nivel latinoamericano de trata internacional de mujeres.
Frente al debate acerca de si se debe legalizar la prostitución en tanto trabajo reglamentado, la autora argumenta que el turismo sexual y la trata sostienen la economía de varios países y han creado un mercado para el cual hay una oferta y una demanda inagotables, ya que ese mismo mercado condena a millones de seres humanos a la miseria que es la condición de posibilidad de la prostitución.
En el final, la autora (que acaba de ganar, junto con Roberto Saviano el premio Olof Palme por sus investigaciones sobre las redes mafiosas) ofrece en su página web toda la información sobre los organismos internacionales y ONG que rescatan esclavas sexuales: www.lydiacacho.net
Como dice Susana Trimarco, la cara visible en nuestro país de la lucha contra la explotación sexual, “sé que esto siempre ha existido, pero todo tiene un fin”. Quizás nuestro aporte para que el fin llegue alguna vez, sea formar futuras generaciones de varones que entiendan la prostitución como la pesadilla más atroz que le toque vivir a un ser humano y no un libre intercambio entre iguales, donde los únicos con posibilidad de elegir son los clientes.

Publicado en diario Perfil

No hay comentarios:

Publicar un comentario