jueves, 15 de noviembre de 2012

Los crímenes de la calle Bonaparte


Clemencia
de Raúl Waleis


La editorial Adriana Hidalgo reedita este texto que fue la segunda novela policial escrita en castellano y continuación de La huella del crimen, publicadas ambas en 1877 por Raúl Waleis, seudónimo del jurista de la generación del 80, Luis Varela, con el propósito de ofrecer a los lectores un testimonio inhallable del nacimiento de un género que tuvo momentos memorables en la literatura argentina. Incluye un posfacio donde sitúa al autor en el contexto literario y político del siglo XIX, en el que muchos intelectuales utilizaban la ficción para divulgar sus ideas, proscriptas en su país. (Saer sostenía que toda la literatura argentina surgió en el exilio).
En estas dos novelas aparece el primer detective de la literatura nacional, L´Archiduc -según el modelo del folletín francés y tomándolo a Poe como antecedente- un fiel exponente del naturalismo y del positivismo que encontraba en la ciencia médica y en la biografía del criminal, las causas ocultas que la razón iluminadora podría develar. Esta batalla entre las sombras y la luz se juega en la construcción de los personajes, arquetipos de la estética romántica. Melancólicos y bifrontes, desgarrados entre un destino funesto y un amor impotente, portan las marcas de lo diabólico -L´Archiduc sufre de una cojera como el Mefistófeles de Goethe- caracterizado positivamente en este texto y en el contexto liberal, donde lo faústico remite a la fuerza creadora, que impulsa a avanzar.
Clemencia -que reclama piedad desde su nombre- es una prostituta que Rafael Meris, un joven de la élite recién llegado de la pampa argentina (espacio paradigmático de configuración de la literatura nacional) descubre en un baile parisino. Descripta con los superlativos propios del romanticismo, comparte con Rafael una historia atravesada por un crimen innombrable.
La segunda parte es una larga retrospectiva de los sucesos sangrientos que marcaron su nacimiento y de su relación con el crimen de una mujer adúltera ocurrido en París, otro escenario de configuración de la literatura rioplatense y de la narrativa policial de Poe.
En ambas, la decadencia moral de los ricos y el adulterio femenino aparecen como las causas del desequilibrio social que Waleis/Varela llama a corregir reclamando una ley de divorcio, una muestra de las necesidades de la clase dirigente y de sus exponentes más ilustrados para su proyecto de modernización.

Publicado en diario Perfil

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