lunes, 23 de abril de 2018

En primera persona

Periodismo

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La autora de este libro, recientemente reeditado, se propuso hablar en estos relatos de lo que más conoce -la primera premisa de todo buen narrador-: el backstage del oficio periodístico. Y es el periodismo el lugar donde se cruzan el trabajo físico y el intelectual y el núcleo duro de estas historias, que hacen interrogar el estatuto mismo del género “cuento” (una flecha que parte del arco para ir a dar directamente en el blanco) como señaló magistralmente Horacio Quiroga.
Más cercanos a la crónica, estos relatos narrados en una primerísima persona, ponen en escena las contradicciones de una clase, la del “proletarioburgués”, en un universo en el que conviven (o compiten) estrellas rutilantes, ambiciones encubiertas, trabajadores con poca conciencia de clase (“esclavos pusilánimes”, para la enfervorizada narradora), empresarios con clara conciencia de clase, editores temerosos, aspiraciones literarias y altas dosis de misoginia.

Una verdadera carrera de obstáculos parece devenir la vocación –por etimología, el llamado de los dioses- que la narradora, en un ajuste de cuentas que bien se parece a un escrache, denuncia en cada uno de los relatos. Los comienzos prometedores con una pasantía en el programa central de un canal de TV abierta; el trabajoso día a día de una medida de fuerza gremial que parece no tener fin (“el paro es un sacrificio de los trabajadores” reconoce, agotada, la narradora); los impedimentos para acceder a una nota con una estrella del fútbol que los compañeros de la sección deportes, varones todos ellos, no ayudan a despejar; la despedida tras diez años de trabajo en la misma editorial que había protagonizado la medida de fuerza; las miserias del trabajo en una agencia publicitaria, no muy diferentes a las de hacer prensa para una funcionaria pública, muestran a una primera persona del singular que le puso el cuerpo a un oficio que, burocratizado y entregado a razones empresariales, en muchas ocasiones, perdió el rumbo y la chaveta.

Publicado en diario Perfil, 24/12/2017

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