Entrevista con Tijana Tasich
Recién llegada a Buenos Aires para participar
de un seminario sobre cultura digital junto a otros expertos de
instituciones locales e internacionales con quienes compartió su
experiencia acerca de cómo la cultura digital está cambiando la
comunicación con los públicos organizado por la Fundación Proa,
Tijana Tasich, directora del equipo de producción digital del Tate
Modern de Londres (el Museo Nacional Británico de Arte Moderno),
habló con Perfil
de una de sus mayores obsesiones: llegar cada vez a más número de
personas, conociendo sus intereses y descubriendo sus necesidades de
información y conocimiento.
¿Cuál fue el cambio cultural que obligó a
las instituciones culturales como los museos y las bibliotecas a
“salir” en busca de sus usuarios?
“El mayor
cambio cultural fue obviamente Internet, o mejor dicho, la Web, con
todo el contenido que ofrece. Eso es lo que forzó a las
instituciones culturales a comenzar a repensar su relación con los
usuarios. De repente sus usuarios no eran sólo visitantes llegando a
los lugares físicos sino también usuarios del vasto mundo de
Internet.”
Pero a partir
de la aparición del concepto “Wiki” -páginas
web cuyos
contenidos pueden ser editados por múltiples usuarios a través de
cualquier navegador y
que
se desarrollan a partir de la colaboración de los internautas,
quienes pueden agregar, modificar o eliminar información- la
transformación estaría orientada a crear
contenidos con las audiencias en lugar
de producir contenidos para las audiencias,
a dejar
de actuar como medios de difusión para comenzar a ser marcos de
debate.
En ese sentido, le preguntamos a Tijana por los
alcances de la transformación digital de los conocimientos en la
gestión cultural.
“Creo
que el conocimiento existe, y lo que está cambiando es el manejo y
la entrega de ese conocimiento a las audiencias. Como me gusta decir,
la tecnología digital es sólo el vehículo y nosotros somos los
conductores, y está en manos de cada institución elegir
correctamente cuál es la mejor carretera para llevar el conocimiento
a la audiencia. Lo mismo en el caso de la educación.”
En cuanto al desarrollo de las aplicaciones
para el acceso a la información y la participación del público
dentro de un museo -que van desde sistemas
dirigidos a soportes como teléfonos inteligentes y tabletas
con los que se puede acceder a contenidos de Wikipedia, hasta
aplicaciones
gráficas en tiempo real- nuestra entrevistada tiene su propio punto
de vista: “Cada
institución tiene sus propios objetivos detrás de cualquier
producción digital, pero sus razones están, uno quisiera creer,
siempre conectadas con sus misiones y objetivos mayores. Casi todos
los museos quieren proveer acceso directo a la información y
conocimiento y todos buscan diferentes soluciones que la tecnología
ofrece. Lo mismo ocurre con los intentos de participación de la
audiencia. Me gustaría ver más un acercamiento basado en evidencia
sobre estos temas. Por el momento, todavía está la tendencia de
seguir a las masas y lanzar al mercado nuevas apps que
todavía están vistas por los directivos como “el chico nuevo del
barrio” sin considerar si estas plataformas son apropiadas para las
audiencias a las que tratan de llegar.”
¿Estas herramientas permiten entonces
democratizar el conocimiento, ayudar a su divulgación?
“Estas
herramientas son definitivamente buenos intentos de distribuir mejor
el conocimiento que cada institución cultural y su equipo posee. Sin
embargo, todavía está la discusión de que las apps no
son tan democráticas como la Web, donde la información está más
libremente. Las apps están
programadas para algunas plataformas, como IOS o Android y
limitan su búsqueda a los usuarios que tienen acceso a esas
plataformas. La Web es por el momento más democrática para el
reparto de información.”
¿Y en países atrasados tecnológicamente,
cómo podrían implementarse estas innovaciones?
“Siempre
es importante, y no puedo insistir más en eso, conocer tu audiencia,
conocer su comportamiento y características antes de comenzar a
trabajar con o para ellos. No deberíamos olvidar que las tecnologías
del presente no son una solución a todos los problemas del mundo.
Las tecnologías digitales no deberían ser el objetivo en
sí mismas, deberían tener un propósito. Una vez
que encontrás el
propósito, la solución va a venir, sea en papel y birome o en
una app.”
Publicado en diario Perfil, 29/3/2015