Bestias afuera
Un joven agrónomo, huérfano y con la
sola compañía de su perro llega a la estancia La Guillermina, la
última construcción habitada en un valle patagónico, con el objeto
de tomar muestras para una investigación sobre plagas. La soledad y
el aislamiento en el que vive el dueño de la finca terminan de
conformar el escenario en el que el destino espera a esos personajes
parcos y solitarios, dueños de un secreto que los constituye, propio
del western.
“Las bestias, afuera” es la frase
con la que lo recibe Bastiana, la empleada de la finca, marcando el
límite que separa a los humanos de los animales y anticipando, a su
vez, la tragedia que espera, agazapada.
Habitado por el miedo aprendido en su
infancia de la mano –literalmente- de un abuelo violento y
embrutecido, el protagonista se descubre en el centro de una
persecución en la que un oscuro personaje muerto unos años antes,
experto constructor de trampas, lo amenaza desde el silencio, como la
imagen odiada de su abuelo ya muerto, que se le aparece en sueños y
durante la vigilia. Las explicaciones para estas apariciones se
multiplican, ambiguamente, tanto como los personajes que se desdoblan
amenazando su precario equilibrio emocional y convirtiéndolo en un
narrador no fiable.
Y si el espacio de lo salvaje, poblado
de personajes que pertenecen a ese orden como Bastiana (que remite a
lo bestial), su pequeño hijo que apenas domina el lenguaje y el
misterioso paisano se enfrenta al mundo de lo civilizado donde
habitan el protagonista y el recluido dueño de la finca rodeado de
literatura clásica, pronto aquél aprenderá sobre la imposibilidad
de “mantener a raya a las bestias”, cuando descubra la
fascinación por una hierba desconocida que impregna las comidas y la
ropa, anticipando la atracción sexual por Bastiana que lo domina.
Un final abierto remata esta novela
concentrada y respetuosa de las convenciones del género fantástico
y que retoma un tópico de nuestra literatura, con el que su autor
acaba de ganar merecidamente el premio Clarín de novela.
Publicado en diario Perfil, 5/1/14