domingo, 23 de agosto de 2020

Tan triste como Trieste

Trieste


REY, PEDRO B. - Trieste (Un cuento) - Banana Libros

        Primero vino Katsikas (2016), un conjunto de relatos que produjo los personajes y las historias que, como una matriz literaria, aparecen una y otra vez desde diferentes aspectos. Después llegó Trieste, esta vez con Katsikas de protagonista, y aunque ambos mantienen su autonomía, forman parte de un mismo proyecto narrativo que su autor bautizó “La Lira Argentina”, un poco en honor a la antología que inauguró la lírica en nuestro país.

        En Trieste conviven distintos tiempos y registros: un escritor y traductor, Katsikas, vive en un departamento prestado por un músico dodecafónico cuyo paradero es incierto, en la ciudad de Buenos Aires, durante el invierno de 1977, escribiendo un relato de ciencia ficción, mientras lee las cartas escritas en un castellano arcaizante que le envía un escritor argentino, Lilienthal, que vive en Trieste, al que vio una sola vez en su vida. La idea de que la literatura argentina comenzó en el exilio (y continuó en otros), y la del viaje como cruce literario, que tanta productividad generó, están presentes en este texto y en los nombres que el autor elige escrupulosamente.

        Katsikas será narrador, autor y lector al mismo tiempo, en un relato en el que se enfrentan como en espejo dos distopías: la última dictadura militar y el futuro imaginado por él en su libro, una realidad a su vez doble donde la sociedad vive bajo el dominio de la Malla, una red donde habitan los integrados, con un chip implantado, en una especie de ficción de felicidad, y su reverso, donde están los incendiarios ejecutando actos de sabotaje. Y si le agregamos el tiempo de la lectura, que hoy es el de la pandemia, como otra distopía anunciada, nos encontramos con la idea de que el futuro siempre estuvo presente, un futuro anterior que se refuerza en el registro anacrónico del español escrito por Lilienthal y que termina contaminando el relato retrofuturista del protagonista.

        Frente al espíritu mitteleuropeo que sobrevuela las cartas de Lilienthal y al protagonista cuyo nombre evoca a Kafka, están aquellos nombres que marcaron la Argentina de los setenta como Polara, Torino, Latin Park (pequeño desvío de Italpark), elegidos para el relato de ciencia ficción. Y hasta el nombre de la ciudad futura, Tristania, en sintonía con el blanco y negro de los colores de su realidad, se refleja en la decadente Trieste.

        Cuando Katsikas termina de escribir su novela, la tipea en una máquina de escribir, una Lettera celeste a la que le falla la letra “e”. Un posible homenaje a los experimentos de las vanguardias que, leído en el contexto actual, remite a ese fonema del lenguaje inclusivo que tantas controversias viene desatando.

        La edición, muy cuidada, incluye ilustraciones de la ciudad imaginada y, a la manera de los textos antiguos, cierra con una copa invertida donde se detallan los datos de impresión del libro y, como adenda, nos regala un mini relato: el del batiscafo llamado Trieste, aquel que se sumergió en las Fosas de las Marianas hace sesenta años.

Publicado en revista Otra parte, 20/8/2020

Bienvenida al siglo XXI, Sra. Robinson

 

La señora Fletcher

 

La señora Fletcher - LIBROS DEL ASTEROIDE

 

            Las etiquetas para encasillar a las personas existieron mucho antes de que los algoritmos lo hicieran, es cierto, pero la vida online sabe hacerlo de forma mucho más creativa. La señora Fletcher, por ejemplo, una cuarentona separada que dirige con mucha eficacia un centro comunitario para ancianos está a punto de entregar a su único hijo a la universidad, cuando se entera que está dentro de la categoría MILF (el acrónimo de Mother I'd Like to Fuck), una suerte de señora Robinson pero con muchos más permisos que en los 60.

            Es el momento de superar el nido vacío y de buscarle la vuelta a la propia vida antes de que ésta pegue la vuelta por sí sola. Cursar en la universidad un seminario sobre “género y sociedad” dictado por una profesora trans es el comienzo de un periplo donde descubre todo lo que la pornografía (ese paraíso del machismo recalcitrante) tiene para enseñarle, junto con los caminos del deseo que, cuando no se lo encasilla, puede traer las sorpresas más inesperadas.

            Narrado cada capítulo, en forma alternada, desde el punto de vista de la protagonista y de su hijo adolescente, los nuevos vínculos, las conquistas de los movimiento de mujeres, el despegue de la casa familiar, las aplicaciones de citas, la tan mentada deconstrucción masculina, las nuevas sexualidades, las dificultades de salir al mundo por primera vez como las que enfrenta quien vuelve a proponérselo, las familias ensambladas, las enfermedades de este nuevo siglo como los consumos problemáticos, la vejez, la muerte y finalmente, el amor, se suceden con el ritmo preciso de quien conoce los mecanismos del guión televisivo y no desentona. Ligera, sin ser superficial, moderna sin caer en el esnobismo, lejos del didactismo y de la bajada de línea, las peripecias eróticas de la señora Fletcher y de su desorientado hijo llegaron a la TV dirigidas por su autor, con una temporada en HBO que todavía no se vio en nuestro país, y que habrá que esperar para ver si está a la altura del libro original. Que así sea.

Publicado en diario Perfil, 23/8/2020