La
señora Fletcher
Las
etiquetas para encasillar a las personas existieron mucho antes de que los
algoritmos lo hicieran, es cierto, pero la vida online sabe hacerlo de forma
mucho más creativa. La señora Fletcher, por ejemplo, una cuarentona separada que
dirige con mucha eficacia un centro comunitario para ancianos está a punto de
entregar a su único hijo a la universidad, cuando se entera que está dentro de
la categoría MILF (el acrónimo de Mother I'd
Like to Fuck), una suerte de señora Robinson pero con muchos más
permisos que en los 60.
Es el
momento de superar el nido vacío y de buscarle la vuelta a la propia vida antes
de que ésta pegue la vuelta por sí sola. Cursar en la universidad un seminario
sobre “género y sociedad” dictado por una profesora trans es el comienzo de un
periplo donde descubre todo lo que la pornografía (ese paraíso del machismo
recalcitrante) tiene para enseñarle, junto con los caminos del deseo que,
cuando no se lo encasilla, puede traer las sorpresas más inesperadas.
Narrado
cada capítulo, en forma alternada, desde el punto de vista de la protagonista y
de su hijo adolescente, los nuevos vínculos, las conquistas de los movimiento de
mujeres, el despegue de la casa familiar, las aplicaciones de citas, la tan
mentada deconstrucción masculina, las nuevas sexualidades, las dificultades de
salir al mundo por primera vez como las que enfrenta quien vuelve a
proponérselo, las familias ensambladas, las enfermedades de este nuevo siglo
como los consumos problemáticos, la vejez, la muerte y finalmente, el amor, se
suceden con el ritmo preciso de quien conoce los mecanismos del guión
televisivo y no desentona. Ligera, sin ser superficial, moderna sin caer en el
esnobismo, lejos del didactismo y de la bajada de línea, las peripecias eróticas
de la señora Fletcher y de su desorientado hijo llegaron a la TV dirigidas por
su autor, con una temporada en HBO que todavía no se vio en nuestro país, y que
habrá que esperar para ver si está a la altura del libro original. Que así sea.
Publicado en diario Perfil, 23/8/2020
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