viernes, 5 de octubre de 2012

Entrevista a Fabio Morábito

Escribir es ocupar todo el espacio posible


Foto: Murístuka Buli
Está entre nosotros Fabio Morábito, autor trashumante, nacido en África, de origen italiano, al que sus años de vida en México lo han instalado en el universo del castellano (con el que construye perturbadoras historias de fugas, movimientos y temblores) para presentar dos libros de cuentos publicados por la editorial Eterna Cadencia: "La lenta furia" (2009) y "Grieta de fatiga" (2010), de los que habló en esta entrevista con Gaceta Mercantil.

¿Cómo conviven el árabe, el italiano y el castellano en tu escritura?
El árabe casi no tuvo influencia en mí ya que viví en Alejandría sólo 3 años y la familia se trasladó a Italia, de donde venía. A los 15 años nos fuimos a Méjico, el lugar donde vivo. De manera que la lengua en la que escribo es el castellano, la lengua que comparto con la comunidad de escritores. En italiano sólo he escrito pequeñas cosas en broma, como si hubiera sido escrito por otro que no fuera yo.

Venís a presentar dos libros publicados originalmente con casi veinte años de diferencia en los que parece, sin embargo, haber muchas continuidades. Estos motivos que se repiten -los espacios abarrotados, lo homogéneo, las familias numerosas-, ¿tienen que ver con una idea de obra?
Son temas o imágenes que me han perseguido a través del tiempo y que no tienen ninguna relación con mi realidad. Quizás sea la melancolía por la falta de lo tribal que está en la base de las familias numerosas lo que me haya impulsado. Esa posibilidad de perderse, de no asumir la propia personalidad que da el rebaño.
Pero también hay una obsesión en mí por el aprovechamiento de los espacios que es un reflejo del aprovechamiento del espacio literario. Escribir es ocupar todo el espacio posible, que cada elemento sea significativo. Es como el agua que ocupa fatalmente todos los recovecos, porque la tarea del escritor es ser exhaustivo, es preguntarse cómo llegar al fondo para cumplir con el lector.

¿Qué discontinuidades marcás entre los dos libros?
Pocas, verdaderamente. Quizás en 'Grieta de fatiga' haya otro tratamiento del tiempo, un trabajo con el presente más cercano al tiempo del cine. Habría en este libro más presencia de lo gestual, de lo corporal por sobre los diálogos. Y esto parece ser un signo de los tiempos, donde se percibe por todos lados la culpa por la ausencia de comunicación y pareciera que lo único que nos queda del otro son sus huellas, los residuos.

Casi todos los trabajos ligados a la literatura (la traducción, la corrección de estilo, la propia escritura, la interpretación) aparecen en tus relatos, pero la lectura pareciera tener otro estatuto: un trabajo de desciframiento de marcas de identidad, de huellas, gestos, grafías borroneadas, voces que llegan del otro lado de una pared. ¿Esto estaría relacionado con tu experiencia transhumante, translingüística?
El desciframiento para mí está relacionado con la soledad, porque ¿cómo saber del otro? Pareciera un ausente que deja signos que resultan más importantes que él. Por otro lado, es posible que tenga que ver con la inseguridad permanente en mí con respecto al castellano, mi idioma de adopción. La verdad es que el lenguaje nunca se deja atrapar, siempre sobrevive la sospecha de no haber podido decir todo.

¿Qué influencia tiene la traducción, el oficio de traductor en tu obra?
Me gustaría que otros lo dijeran: cuáles son las marcas que el oficio de traductor deja en mi literatura. A mí me ha ayudado a desconfiar del lenguaje, es una herramienta muy buena para revelarte su falta de inocencia. Y además ayuda a meterse en la imaginación del otro, que es la tarea del escritor, poder metamorfosearse.

Hay dos figuras que recorren gran parte de tu literatura: el volcán -esa fuerza subterránea que desborda y aniquila- y la esponja -especie de laberinto en 3D, ese espacio capaz de contener múltiples espacios- ¿a qué remiten?
La esponja, al miedo y al placer que produje el escondrijo, saber que siempre va a haber un lugar donde no me van a encontrar.
El volcán, por el contrario, es la confirmación de que jamás estaremos a salvo. La lava corre bajo nuestros pies y jamás sabremos en qué momento estallará. El título Grieta de fatiga lo tomé de la aviación: los materiales se fatigan y en algún momento aparece la grieta. La pregunta es ¿cuándo empieza la grieta, la crisis?

Pensaba en la connotación sexual que puede tener la figura del volcán.
Sí, podría ser. Para mí lo sexual está en el rebaño, sobre todo.
¿En qué lengua hacés los crucigramas?

En italiano, definitivamente. No hay manera de hacer los crucigramas en otro idioma que no sea en la lengua materna.

Publicado por Gaceta Mercantil - 14/11/2010 |

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