jueves, 23 de junio de 2016

En la otra orilla del deseo

La uruguaya

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Como una larga carta de despedida podría ser leída esta novela narrada en segunda persona. El autor y la destinataria, un matrimonio (ese “monstruo de dos cabezas”) en proceso de derrumbe, viven lo que será su último día juntos en la jornada en la que Lucas, el protagonista, viaja a Montevideo a sacar los dólares que le han adelantado por los libros que tiene contratados con dos editoriales extranjeras y que las restricciones cambiarias en su país le impiden cobrar. Pero además va a encontrarse con una atractiva mujer, Guerra (así de explicíto es su nombre), que conoció en un informal evento literario en un verano caliente en la playa de Valizas.
Y si las peripecias lo llevan a posponer de todas las formas posibles el tan deseado encuentro, el derrotero de este escritor inactivo y empobrecido (y por lo tanto, mantenido por su cada vez más distante esposa) por cobrar el dinero por un trabajo que todavía no realizó y que va perdiendo minuto a minuto, lo capturan hasta dejarlo desnudo frente a su propia frustración.
Hay una suerte de vértigo en la escritura de Mairal que nos captura a los lectores también (y sus escenas de sexo son, efectivamente, de las mejor escritas) pero que no obtura el centro a donde se dirige: a su propia escritura, al lugar que el dinero tiene en ella y a los riesgos que la profesionalización (o la burocratización de la escritura) conllevan y que la poesía, ese lugar supuesto de la pura literaturidad, vendría a conjurar. Es que el dinero, esa “mierda para la que no existe otra alternativa que su supresión”, decía Marx, parece siempre estar hablando de otra cosa, como en esta novela, en la que la carrera por poseerlo, gozarlo y recuperar el equilibrio perdido no se distingue demasiado de la que lo empuja frenéticamente tras los pasos de Guerra. Es que el dinero –según Freud– es una problemática en la que “coparticipan poderosos factores sexuales”. O quizás de lo que se trata finalmente es de la trayectoria del deseo.

Publicado en diario Perfil, 19/6/2016

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