Cada fin de semana, y desde su cuenta de IG @paisajeante, Fabio Márquez convoca a los vecinos de Buenos Aires a sumarse a sus caminatas y descubrir un nuevo paisaje urbano.
Es licenciado
en diseño del paisaje y docente, y en cada uno de los recorridos que propone,
siempre diferentes, demuestra que está empeñado en
convertir a quienes lo quieran escuchar en gente apasionada por el patrimonio
arquitectónico y natural de esta hermosa ciudad.
Sus caminatas,
que se difunden de boca en boca, hoy congregan a casi doscientas personas a las
que invita a interpretar el paisaje, con una
mirada arqueológica pero también ecológica. Porque, insiste, el paisaje es todo. En su relato, cada
fachada, puente, plaza o tapa de alumbrado público se convierte en el
testimonio material de la historia social del país. Y de todo esto, habló con Buenos
Aires connect
¿Cuándo empezaste a interesarte por las cuestiones del patrimonio urbano? Para empezar, ¿qué es el patrimonio urbano?
Son
aquellos elementos escasos, muy singulares, por sus características especiales
-el patrimonio tangible- o por lo que sucedió en esos espacios -el patrimonio
intangible- que es muy relevante para la historia de la ciudad.
Yo empecé a interesarme por estas cuestiones al descubrir que había cosas que se habían perdido y veía cómo se seguían perdiendo: edificios, plazas, teatros, la propia ribera del Río de la Plata. Y ahí empecé a interesarme, primero, a sumarme a movilizaciones para pelear por situaciones concretas y después, en la medida que fui teniendo un trayecto académico, me fui formando en cuestiones patrimoniales.
¿Cómo son las caminatas paisajeantes que organizas todos los fines de semana?
Intentan
tener una mirada crítica del espacio que recorremos para valorizarlo desde la
propia subjetividad, porque el paisaje no existe en la naturaleza, es una
construcción cultural, por lo tanto, está sujeto a intereses políticos,
sociales, ideológicos. Estas caminatas son una manera de interpretar el
paisaje urbano, donde yo hago de baqueano para dar algunas informaciones que le
dan relevancia.
El objetivo es promover dos cosas. Una, el acto de caminar sin un sentido productivo. Y la otra, observar, entrenar la mirada para descubrir cosas que en el trajín cotidiano no vemos, de manera que la gente que participa pueda descubrir esas sorpresas que tiene una ciudad tan maravillosa como Buenos Aires.
Las demandas urgentes
¿Qué es lo que falta en la ciudad?
En principio, democratizar la información para saber qué tenemos. Impulsar procesos participativos descentralizados en los barrios a través de las comunas, para que más gente se entere y que de allí se tomen decisiones que se transformen en normas que tengan que ver con lo patrimonial, lo ambiental, lo urbanístico, con la movilidad, que permitan proponer un modelo de ciudad distinto al actual.
¿Hay una deuda ecológica?
Si, y es tremenda. Pensá que la ciudad de Buenos Aires tiene un presupuesto mayor que algunas capitales europeas, por lo tanto, no es excusa la cuestión de los recursos económicos para implementar acciones que puedan adecuar la ciudad al cambio climático, como reinsertar biodiversidad y dejar de plantar especies exóticas. Incluir normas para el manejo de los residuos urbanos, recuperar sus riberas generando políticas de saneamiento del Río de la Plata y del Riachuelo ya que el Río de la Plata, saneado, hace que la ciudad vuelva a ser balnearia, como lo que fue hasta el año 1975.
¿Buenos Aires es una ciudad con gran participación de los vecinos?
Buenos
Aires tiene una paradoja y es que, los resultados electorales son muy diferentes
a lo que se vive en la ciudad y esto es histórico.
En
plena época del menemismo, había un montón de organizaciones sociales que
discutían la privatización del espacio público y llegaron a imponer artículos
en su constitución, y en 18 años de gobierno neoliberal como tiene hoy, hay muchas
“minorías intensas” que son una escuela de ciudadanía como no hay en otro lugar
del país. Se construyen mecanismos de solidaridad, de aprendizaje, porque la
mayor parte de la gente no sabe de estos temas urbanísticos hasta que se mete,
porque lo siente como una necesidad común.
Apropiarse del espacio público
En los últimos tiempos aparecieron distintas propuestas que ponen el foco en volver a recuperar el espacio público. ¿En otras ciudades se da esta experiencia?
En
otros lugares hay caminatas, pero no tienen esta cuestión tan
transversal. Porque yo hago cosas con “Bar de Viejes”, con “Ilustro para no
olvidar” y aunque no nos conocíamos, sentimos afinidad respecto a la ciudad
deseada y armamos cosas en conjunto y creo que eso es muy porteño.
Los últimos espacios verdes públicos de la ciudad que se crearon fueron todos promovidos por colectivos vecinales que se los arrancaron al gobierno. La Manzana 66, el Parque de la Estación, Plaza Clemente, el Parque Ferroviario de Colegiales, la primera plaza de Villa Santa Rita. Casi todas ellas son de flora nativa, lo que le impuso una lógica muy contemporánea a un gobierno de la ciudad anacrónico.
¿Qué aprendés con estas caminatas, más allá de los datos que muchas veces los mismos vecinos aportan?
Yo me
divierto mucho haciéndolas, porque voy descubriendo cosas con la gente y sigo
acumulando información perceptual, que no es información estadística,
enciclopédica, sino de la vivencia de cada caminata, que te permite ver,
sentir, intercambiar información con la gente que participa. “Mi tío tenía un
bar acá, y antes no se permitía que entraran mujeres, le vendía alcohol
solamente a los hombres”, por ejemplo. Y para mí estas caminatas son muy
políticas porque te hacen reflexionar sobre ciertas cuestiones. Los vecinos se
apropian de la ciudad y eso mejora su vínculo con ella. Y eso creo que
construye ciudadanía, que no se construye sólo yendo a votar sino en cómo usas
la ciudad, cómo la vivís. Y aunque yo digo, “acá demolieron, acá podrían haber
hecho tal o cual cosa”, lo digo desde un lugar propositivo. Mucha gente que viene
a mis caminatas terminó participando en organizaciones barriales. Se plantean
participar para que tal edificio no desaparezca y ese modo de hacer las cosas
me parece que es el modo en el cual podemos combatir el individualismo, sin
ninguna otra pretensión.
Publicado en Buenos Aires connect, 26/6/2025