Afiches de películas
Una
buena noticia para los amantes del cine es la publicación de este libro que,
como una de esas hermosas ediciones de libros de arte, reúne algunos de los
mejores afiches de películas, para mostrarnos todo lo que el cine le debe al
diseño gráfico. Una dupla que estuvo presente desde los comienzos del séptimo
arte, en los carteles inspirados en la estética de Toulouse-Lautrec anunciando
las películas de los hermanos Lumière y que en la actualidad se potencia en los
productos de la industria audiovisual.
Pero
los afiches tienen su propia historia del arte y sus grandes autores, como Saul
Bass, el creador de los afiches, entre otros, de las películas de Hitchcock que,
con un tratamiento formal sintético basado en el uso de figuras
geométricas, logró plasmar el tono justo de una de las filmografías más
personales de todas, como se puede ver en el afiche de Vértigo, con el
contorno de los personajes cayendo por un remolino de círculos concéntricos.
Desde
las experimentaciones del expresionismo alemán, el constructivismo y la
abstracción geométrica, la cartelería se convirtió en la caja de resonancia de
este jovencísimo arte cuyo potencial comunicativo fue rápidamente cooptado por
los líderes políticos a los dos lados de la frontera ideológica. Y con el tiempo,
uno de sus más famosos productos, el afiche de Metrópolis de Frtiz Lang
(del alemán Heinz Schulz-Neudamm) se convirtió en una pieza de lujo valuada en
un millón de dólares.
Los
80 fueron los años del auge del cine de entretenimiento y el diseñador Drew Struzan, el encargado de potenciarlo
en las geniales aerografías con las que creó los pósters de Volver al futuro,
de la saga de Rambo y Blade Runner, entre otros. Un trabajo
artesanal que queda reflejado en las excelentes fisonomías y escenas icónicas,
en el que los cuerpos pueden devenir extensiones del arma o, en su versión
futurista, cyborgs al servicio tanto del bien como del mal.
La
guerra, los terrores ancestrales, el peligro extraterrestre, el mal en todas
sus formas, dejaron su marca en el imaginario de varias generaciones de
espectadores y sus imágenes publicitarias llegaron a decorar las habitaciones
de varios adolescentes.
Para
quienes conocimos el cine en las salas de exhibición, el póster que acompañaba
la película formaba parte del placer de ir adentrándose en ese espectáculo “más
grande que la vida” y aunque hoy los espectadores se mudaron a las plataformas
de streaming, continúa siendo una pieza gráfica insustituible.
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