¡Ya vienen!
La vuelta al colegio (y el regreso del Plan Nacional de Lectura, con la importante
cantidad de ventas aseguradas que a algunas editoriales, las salva verdaderamente del
naufragio) trajo todo tipo de libros ad hoc: reediciones de títulos probados entre las
instituciones pedagógicas y algunas novedades publicadas al calor de las nuevas
tendencias sociales como la educación sexual integral, el feminismo, las familias
homoparentales o los relatos de antihéroes y antiprincesas.
Por fortuna, algunas editoriales independientes (y en este caso, el concepto
adquiere un sentido profundo) van por un camino que no es el de las demandas
institucionales y, como en este caso, le ofrecen a sus pequeños lectores la posibilidad de
abordar la vuelta a la escuela desde un lugar muy diferente: el punto de vista de sus
aterrados maestros.
Escrito con una prosa poética que, junto a las ilustraciones estilizadas de Albertine
-una autora cuyos textos silentes son de una sensibilidad notable- y un muy buen trabajo
de traducción subrayan el sentido misterioso de una historia que juega con la tradición de
los relatos de terror infantiles para sorprender a los pequeños destinatarios y mostrarles
que los adultos (y hasta la misma maestra!) comparten con ellos los mismos miedos
ancestrales y que los ogros, las brujas y los fantasmas siguen escondidos en el imaginario
de la humanidad y aparecen en los momentos menos oportunos.
Si hay algo que los atribulados progenitores piensan, cada comienzo de año, es
cómo se las arreglarán los docentes para lidiar con treinta pequeños monstruos si en su
propia casa y con solo dos ya es casi imposible. Pues parece que ellos se preguntan lo
mismo.
Publicado en diario Perfil, 5/4/2020
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