Cambio de dirección. Escritos en viaje
Las cartas, diarios y demás “escritos en
viaje” (y no “de viaje”) hablan de la posición vital de uno de los
intelectuales más autárquicos de nuestro país, dueño de una agudeza monstruosa
para detectar lo que él consideraba los síntomas del cuerpo enfermo del país,
como señaló en toda su obra ensayística, donde puso en práctica esa “amargura
metódica” que lo disponía a pensar, según uno de sus biógrafos.
Y viajar, para él, no es más que una metáfora de
ese no-lugar que habitaba en relación a sus contemporáneos (corrido tanto por
izquierda como por derecha, diríamos hoy), por lo que, leer sus reflexiones
sobre las ciudades que en distintos momentos visitó -en algunas de las cuales
vivió y trabajó- es acceder a una mirada extrañada e incómoda que jamás se queda
en la superficie, sino que “cala hasta el hueso”.
La edición incluye cartas a Victoria Ocampo, con
la que mantuvo un vínculo que superaba sus diferencias ideológicas y que le
permitió encontrar un refugio donde escribir, la revista Sur, y donde recuperarse de la dura reacción alérgica que sufrió en
todo el cuerpo durante la década del cincuenta, quizás la más visceral de las
respuestas que un intelectual le haya dado a la época que le tocó vivir.
Forman
parte de esta selección fragmentos de Radiografía
de la pampa y de La cabeza de Goliat
donde examina, con el pesimismo de la razón, los modos en que el atraso se
manifiesta en nuestro país. En el primer ensayo, reflexionará sobre el
surgimiento de los pueblos de la pampa “como pájaros después de un desbande”
que, rodeados de la soledad del campo, guardan “como relicarios”, todo el
conservadurismo de las costumbres españolas. En el segundo, denuncia el
crecimiento deforme de la ciudad de Buenos Aires, para continuar siendo una
ciudad-puerto colonial en detrimento del desarrollo de todo el país. Una ciudad
de la que siempre se sentirá expulsado, cuya velocidad frenética, sostiene, no
es signo de actividad sino de taquicardia.
En
el año 1942 viaja a EE.UU. y observa, con mucha precisión, las diferencias
entre Miami, Washington, San Francisco y Chicago, como imágenes refractadas de
nuestra sociedad. Descubre con sorpresa que, a pesar de estar en guerra, en
Miami, sus habitantes viven en un estado de alegre consumismo. La estadía en
Washington lo lleva a pensar en la tragedia que generó la abolición de la
esclavitud que redujo a los negros a la servidumbre y los expulsó a su nuevo
hogar, la calle.
Descubre
el origen del carácter industrioso de la sociedad norteamericana en la lectura
que los colonos protestantes de Inglaterra hicieron del texto sagrado.
“Norteamérica es una interpretación hecha con las manos de la Biblia” concluye
el viajero, al confrontarla con la lectura que hizo el catolicismo, en contra
del sentido comercial que le dio el protestantismo.
Una
década más tarde el destino es Europa del Este y comienza por Suiza, un país
del que ironiza acerca del bienestar de sus prolijos ciudadanos, conseguido
sobre el tesoro expoliado a los demás países por los dictadores del mundo.
El
encuentro con el último secretario de Tólstoi en Yásnaia Poliana, la casa de
campo del escritor ruso, lo llevará a añorar la “agreste soledad” de su vida
ascética, mientras se pasea por las habitaciones que inspiraron escenas de Ana Karenina.
Los
primeros años de la revolución cubana lo encontrarán instalado en la isla,
enarbolando su apasionada adscripción al proceso revolucionario, y elige, para
describirlo, tres fotos de Fidel Castro. En la primera, preso en una comisaría
con el cuadro de Martí de fondo y en esa instantánea lee la continuidad de un
proceso. En la segunda, junto a Camilo Cienfuegos, percibe la vitalidad de
Castro frente al carácter mortífero de aquél, para llegar a la tercera, donde
capta el sesgo religioso de un movimiento que lo tuvo como líder indiscutido.
Y el encuentro con el Che, otro argentino fuera de lugar, le ofrecerá, en el final de su vida, la posibilidad de redimir a la humanidad de tanta “descomposición cadavérica” de la que fue un consecuente acusador.
Publicado en La gaceta de Tucumán, 15/5/2022
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