lunes, 18 de mayo de 2015

Los caminos de la lengua

Enemigos de la lluvia

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Diversas son las formas de la extranjería, tantas como las maneras de transitar por una lengua que no es la propia: de esto tratan los cuentos reunidos en Enemigos de la lluvia, escritos bajo el signo del extrañamiento que el viaje como matriz de la escritura genera tanto sobre una lengua otra como sobre la propia.
Y es en la experiencia distanciada de la autora con la lengua inglesa y con las formas del habla provinciana del castellano, donde se inscriben estas historias, en dos zonas extremas: la eterna lluviosa y cosmopolita ciudad de Londres y la agobiante, árida y pueblerina sierra cordobesa.
En el primer cuento, dos escritores argentinos recorren la capital inglesa en busca de libros de culto, y con Malvinas como telón de fondo, registran en los sonidos de un habla mestiza, las marcas de las tensiones sociales, las mismas que se expresan en la mirada asustada de una mujercita de provincia que ha migrado a Londres a trabajar de mucama y que intenta explicar a un familiar de su pueblo las diferencias entre ambos mundos.

Y en esa doble pertenencia o quizás, en la no pertenencia a ninguno de los dos espacios, en esta inestabilidad, es donde los textos alcanzan sus mejores momentos, cuando la mirada trabajada por el oficio literario se detiene en los escenarios serranos, en sus voces y sus relatos, para intentar atrapar “otro mundo tan cerca, como si se pudiera apresar con la misma mano con la que uno levanta un candelabro de plata”, que en su especificidad lingüística y material se resiste a ser traducido, el centro alrededor del cual gira la reflexión en este conjunto de relatos, que trabajan el lenguaje con la misma consagración que el escultor su materia.

Publicado en diario Perfil, 17/5/2015

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