lunes, 22 de julio de 2013

El arte de leer dibujando

Finales




“Ut pictura poesis” se lee en el Arte Poética de Horacio, un tópico que se volvió clásico y que se refería a la filiación que existe entre la literatura y la pintura al describir a la poesía como “pintura que habla” y a la pintura como “poesía muda” con el que el -¿ilustrador?- Pablo Bernasconi parece estar muy de acuerdo y que ejerce desde hace algunos años en las páginas del diario La Nación y en las de varios periódicos del mundo.

Pero además este libro es el producto de una neurosis personal que lo lleva a leer los libros por el final. De eso habla en el prólogo. De una experiencia con los límites (sobre todo, entre los géneros) y de una lectura desviada -y como todo desvío en el arte, productivo- que lo impulsó a hacer un libro con sus propias interpretaciones gráficas sobre 59 clásicos de cuya lectura resultó una imagen que, aclara, lejos de cerrar el sentido o arruinar la sorpresa, genera más preguntas. Que en eso consiste la lectura, en un diálogo que abre el juego a otras preguntas, sostenido en un intenso amor por la literatura y que su trabajo confirma.

Sus dibujos son constructos en los que convive la naturaleza en todas sus formas -lo vegetal, lo mineral, lo animal y lo humano- con el mundo de lo simbólico, de lo artificial y lo maquínico, y se recortan de la página materializándose en una idea. Pero no hay deshumanización en sus criaturas sin rostro, quizás, por el contrario, en su indeterminación, exhiban lo que la literatura, en algunas ocasiones, consigue: crear personajes “inventores de lo humano” como suele definir Harold Bloom a aquellos personajes que, como Hamlet, nos enfrentan, en su humanidad, con ese lugar donde reside la verdad.

Publicado en diario Perfil 21/7/2013

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