Casi desconocido hasta bien entrados los años ochenta, hoy Virginio Colombo es redescubierto gracias a fanáticos de su obra arquitectónica, vecinos preocupados por el cuidado del patrimonio, fotógrafos curiosos y hasta la Iglesia de la Cienciología.
Las dos
primeras décadas del siglo XX fueron las de la entrada masiva de inmigrantes en
nuestro país, muchos de los cuales lograron, en muy pocos años, convertirse en importantes
empresarios, conformando así la incipiente burguesía comercial.
En su mayoría, españoles e italianos que, en su afán de competir con la oligarquía ganadera, convocaron a arquitectos y constructores de su misma nacionalidad y dejaron, para nuestro deleite, una inmensa obra, entre la que se destaca la del arquitecto italiano Virginio Colombo.
¿Quién fue Virginio Colombo?
Fue el
mayor exponente del Liberty milanés (como se conoció al Art Nouveau italiano) y
nació en Brera, Milán, en 1884, donde aprendió este nuevo estilo en la Academia
de Bellas Artes.
En 1906
vino a Buenos Aires, contratado como decorador y copista de planos del nuevo Palacio
de Justicia y ya no se fue más. Murió muy joven, en 1927, pero en esas dos
décadas realizó cincuenta obras, pequeñas joyas diseminadas en algunos barrios
de Buenos Aires (Balvanera, Almagro, Monserrat, San Telmo y Constitución fueron
los más beneficiados) que se recortan entre balcones franceses, edificios
racionalistas y torres de dudosa calidad.
Muchos de
ellos no sobrevivieron a la picota, como el deslumbrante palacete para la
familia Carú, en Rivadavia al 5400, que fue demolido en los años 60, la “década
infame” para el patrimonio arquitectónico de la ciudad. (Foto 1)
Otros,
como los pabellones para la Exposición del Centenario de la Revolución de Mayo
(uno de los cuales es el único que quedó en pie y que después de décadas de
desidia comenzó finalmente a restaurarse) le valieron a su autor una medalla de
oro. (Foto 2)
Las casas particulares, las fábricas, talleres y edificios “de renta” que Virginio Colombo construyó llevan su marca personal: la del antiacademicismo y la apuesta por ese nuevo estilo que había aprendido en su ciudad natal, que le permitía jugar con la exuberancia de las ornamentaciones florales, las esculturas, los frescos, los arcos redondeados medievales, el diseño de la herrería y las cornisas dentadas y que hace que, sin ser especialistas, nos paremos frente a un edificio suyo y lo reconozcamos como “colombino”.
Circuito Balvanera
Para disfrutar de la obra de Virginio Colombo, les proponemos empezar por el barrio de Balvanera, donde se encuentra la casa y estudio particular que habitó hasta su muerte, en Moreno 2091, pero que hoy, transformada y casi oculta, carece de los detalles ornamentales de la fachada característicos suyos. (Foto 3)
La segunda parada es en Hipólito Yrigoyen 2469, la ex fábrica de calzados Oscaria, donde actualmente funciona un garage, en cuyo frente todavía se pueden apreciar detalles ornamentales como el diseño de los ventanales. (Foto 4)
Uno de los “tesoros” de Colombo, sin duda, es la casa Calise (Foto 5), en Hipólito Yrigoyen 2562/78, una vivienda colectiva con locales comerciales cuya fachada tiene la mayor cantidad de esculturas de toda la ciudad, obra del escultor Ercole Pasina. La riqueza de su estatuaria, vitrales y herrería fue recuperada gracias a un grupo de copropietarios que se organizaron para preservar este valioso patrimonio y obtuvieron del Estado los fondos para su restauración.
De la mano de enfrente, en H. Yrigoyen 2569/77, se encuentra otro edificio de renta con locales, con una fachada de estilo neoveneciano no tan llamativa como su vecina, pero no menos bella. (Foto 6)
Unas cuadras hacia el oeste, en H. Yrigoyen 3441/47 se encuentra un grupo de dos edificios lindantes, “Renacco 1 y 2”, en el que, la firma partida de Virginio Colombo en su frente reclama un urgente plan de recuperación. (Foto 7).
La “Casa de los Pavos Reales” quizás sea, de las que quedan en pie, la obra cumbre de Virginio Colombo. Emplazada en la avenida Rivadavia 3216/36, es un conjunto de edificios con un frente de ladrillos rojos con mosaicos y amplios balcones en el primer piso, donde sobresalen ocho pavos reales y plantas al mejor estilo art nouveau. (Foto 8)
Y para finalizar este primer recorrido, el Palacio Grimoldi, en Corrientes 2548/72, un enorme edificio con 52 departamentos, dividido en tres cuerpos de diferente categoría (como era lo usual, ya que estos edificios estaban pensados para ser habitados por sus dueños y para alquilar) y hasta un puente interno y un mirador. Casi tapado por la contaminación visual propia de este barrio, fue adquirido por un solo comprador que se propuso restaurarlo como merece. (Foto 9).
Cada vez
son más los fanáticos de su obra. Desde fotógrafos, historiadores, arquitectos,
blogueros y caminantes de la ciudad, hasta los casuales descubridores de una
valija con fotos y postales suyas, con las que organizaron el Fondo Documental
y Fotográfico “Virginio Colombo” y que hoy exponen, hasta fin de
año, en la Biblioteca del Congreso.