La mujer poco probable
Que
la proximidad de la muerte es una usina de relatos nadie lo duda, así como
tampoco de la certeza (absolutamente incomprobable) de que en los últimos
instantes vemos pasar la película completa de nuestra vida. Y aunque no estén
frente a un pelotón de fusilamiento, sino dentro de un avión con el tren de
aterrizaje roto, los protagonistas de esta novela, Martina y Leo -un matrimonio
de más de dos décadas- repasan su vida en común y desarman ese entramado de
relaciones peligrosas que es el parentesco, una estructura elemental más parecida
al modelo de las muñecas rusas que al árbol genealógico.
Y
este viaje último que emprenden “para ahogarse o salvarse” los encuentra a cada
uno en su propia burbuja, simbólicamente sentados en asientos separados, incapaces
de ofrecerse consuelo o protección y preguntándose qué los llevó a elegirse uno
al otro. Y es en un pasado común cuyo origen se remonta a Rusia y en algunos personajes-satélites
(un amante de Martina, padre biológico de su segundo hijo y una amiga del
matrimonio, eterna enamorada de Leo) donde se juega la posibilidad de ese
encuentro que nunca es fortuito y que convierte a la familia en “un mecanismo
que funciona”, un engranaje que sigue girando a pesar de sus dientes averiados.
Pero
como lo siniestro (aquello del orden de lo familiar destinado
a permanecer oculto que ha salido a la luz, según una definición ya clásica) pareciera
estar mucho más presente de lo que nos gustaría admitir, es a partir de sus
zonas oscuras desde donde ambos construyen ese objeto polimorfo que es la
familia tipo. Le tocará al lector decidir si finalmente servirá para salvarse o
ahogarse.
Publicado en diario Perfil 8/11/2020
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