viernes, 27 de marzo de 2020

De Inglaterra con amor

Los mejores cuentos policiales

Los mejores cuentos policiales - Megustaleer Argentina

Esta selección de los mejores cuentos policiales clásicos, según el criterio entre riguroso y
hedonista de sus compiladores, tiene una larga historia y comienza en la década del 40, la década de gloria de la producción borgeana y de las editoriales nacionales creadas por los exiliados españoles. Una de ellas, Emecé, fue la que le encargó a Borges y a Bioy la dirección de la colección “El Séptimo Círculo”, cuya marca de estilo fueron los diseños geométricos de las tapas de José Bonomi que combinaban las figuras como un rompecabezas, en sintonía con los principios constructivos del policial de enigma.
De esos mismos años data esta compilación de cuentos que Emecé publicó en dos partes, la primera en 1943 y la segunda en 1951, y que Alianza editorial reeditó a partir de los 70, en varias ocasiones.
Esta nueva edición, ilustrada con uno de los diseños de Bonomi, reúne los dos tomos
originales e incluye el pequeño y hermoso prólogo firmado por sus autores en 1981, donde
explicitan los lineamientos estructurales del policial inglés, nacido, paradójicamente en
Norteamérica, con Edgar A. Poe. Un tipo de relato que tiende al orden y que por ese motivo estos dos escritores decimonónicos celebran gozosamente.
Los cuentos elegidos y traducidos por esta dupla (cuyo trabajo intelectual conjunto
merecería un estudio de largo aliento), escritos en su mayoría en el siglo XIX, pertenecen a una zona del policial fronteriza con el relato gótico y a un momento de vacilación del género cuando éste se halla en proceso de formación. Pero una nueva edición de una de los textos más masivos de nuestra historia cultural hubiera merecido un estudio preliminar, la inclusión de la fecha de publicación original de los cuentos y la referencia de la ilustración de tapa, es decir, un trabajo cuidadoso de edición que no todas las empresas editoriales están dispuestas a encarar. Pero el libro se sostiene por sí mismo y no deja de ser una excelente opción a la hora de regalar a algún desorientado milennial.

Publicado por diario Perfil, 22/3/2020

domingo, 1 de marzo de 2020

Cuando la nada es lo más


El reino de NADA

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Los siglos pasan, los lectores cambian y los libros infantiles comienzan, nuevamente, con “Había una vez”. Un sintagma inquietante como pocos, que de tan convencionalizado y repetido produce -como el abracadabra- un efecto de extrañamiento que nos abre las puertas de lo imaginario y es el primer acceso a la ficción al que nos enfrentamos como lectores (u oyentes).
            Pero resulta que lo que había era un reino donde vivían un rey, una reina, una princesa y un príncipe, en el que no hay absolutamente nada y esta es una primera ruptura de las expectativas de lectura para un género que, entre sus principios constructivos, tiene al entretenimiento como uno de los más importantes.
            Un reino desprovisto de todo donde no hay castillos, corceles ni dragones, jardines ni salones, y cuyo único paisaje es un hermoso cielo brillante y luminoso. En este estado de despojamiento total sus personajes son los únicos habitantes de un mundo donde contemplar el cielo puede ser la mayor fuente de alegría y los regalos más esperados, el tiempo y la dedicación que unos padres amorosos les ofrecen a sus hijos.
            Las ilustraciones, un verdadero acierto, conforman, a partir de dibujos planos a un solo color sobre un fondo celeste brillante, una estética deudora del teatro de marionetas en el que sus personajes representan todo aquello que no hay, que es del orden de lo concreto y todo lo que abunda, del orden de lo abstracto, como los sentimientos, las sensaciones y las experiencias.
            Dirigido a los pequeños iletrados (y sobre todo, a sus mediadores de lectura), descubre para ellos un mundo en el que, a pesar de no haber nada, hay algo que seguro no van a encontrar y es el aburrimiento.

Publicado en diario Perfil, 1/3/2020