lunes, 29 de septiembre de 2014

El horror que viene del frío

Una semana en la nieve

















Nicolás tiene ocho años y un entorno familiar confuso. Frente a una realidad que se le vuelve amenazante, se repliega apelando a las pequeñas estrategias que le permitan sacar partido de su debilidad (como dormir con la luz prendida y la puerta de su habitación abierta o hacerse pis en la cama) y monopolizar la atención materna. Una semana de excursión en la nieve con sus compañeros resulta el peor de los escenarios posibles, del que intentará zafar a toda costa sin ningún resultado. La inseguridad y el miedo a ser el blanco de las burlas contaminan su mirada, por lo que es la inquietud el tono que domina las escenas, narradas con la transparencia y la sencillez con que los cuentos clásicos infantiles narran el horror que los tabúes sociales intentan ocultar -aquello del orden de lo ominoso- y que encuentran en la figura del monstruo su mejor representación.
Miedoso y enfermizo, reemplaza con una fantasía desbocada, alimentada en lecturas prohibidas –un diccionario médico sustraído de la habitación de los padres y una compilación de relatos tradicionales de terror que reproduce en cada una de sus pesadillas diurnas y nocturnas- y en los mitos urbanos con los que su padre intenta aleccionarlo, la timidez y la fobia social. Pronto descubrirá los poderes de la mitomanía (o de la ficción), cuando el líder de la clase, un gigante patotero y autoritario, quede seducido por sus historias sangrientas y crueles que lo tienen a su padre como heroico protagonista.
Sobre un fondo blanco y gélido, Carrère disemina, con la eficacia del escritor de oficio, las huellas de un crimen que concentrará, en cada uno de sus detalles, la suma de todos los terrores infantiles, un antes y un después en una vida que se verá irremediablemente enfrentada a aquello del orden de lo irreparable, en el momento en que las peores pesadillas se conviertan en su propia realidad, y frente a la cual sólo cabe el silencio, cuando las palabras ya no alcancen para expresar tanto horror.

Publicado en diario Perfil, 28/9/2014

No hay comentarios:

Publicar un comentario