Agatha Christie. Los planes del
crimen
Contra
las corrientes estructuralistas y los postulados foucaultianos que
celebraban la muerte del autor y la supremacía del texto (y por lo
tanto de la lectura), la crítica genética recupera
la dimensión
material de los textos (en una tarea que la emparenta con la
arqueología) y que busca en las marcas del autor, las del proceso de
creación.
El trabajo con
los manuscritos y el acceso a la biblioteca personal de la “reina
del crimen” es la materia de este libro que el especialista en su
obra, John Curran abordó. Setenta y tres cuadernos con notas de
diferentes épocas, con letra ilegible y sin ninguna cronología es
el material que este fanático crítico organizó, para felicidad de
los miles de seguidores en todo el mundo de una autora que supo
congeniar claridad en la exposición con tramas inteligentes y
soluciones inesperadas, y que se convirtieron en la marca del sello
“El club del crimen”.
Los manuscritos
muestran la composición de sus tramas: su método de caos
sistematizado, con listas de escenas señaladas con una letra que
recortaba y pegaba según fuera la historia elegida para desarrollar,
y que le permitiera cumplir con las exigencias de un mercado
editorial (“Un Christie por Navidad”) que la tuvo en el primer
puesto de ventas durante casi seis décadas en las que publicó
novelas, cuentos, textos teatrales y adaptaciones para radio y cine.
(Recordar “Testigo de cargo” de Billy Wilder).
Incluye un relato
breve inédito, “El hombre que sabía”, las notas donde explica
cómo creó a Hércules Poirot y cómo se llevaba con su criatura y
la versión original de “El caso de la mujer del portero” donde
se luce la anciana detective, la señorita Marple.
Si bien la
descripción de los manuscritos resulta tediosa y excesiva, siempre
es un placer ver a un escritor en su laboratorio.
Publicado en diario Perfil, 5/5/13
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