martes, 28 de mayo de 2013

La dama se confiesa

Agatha Christie. Los planes del crimen





Contra las corrientes estructuralistas y los postulados foucaultianos que celebraban la muerte del autor y la supremacía del texto (y por lo tanto de la lectura), la crítica genética recupera la dimensión material de los textos (en una tarea que la emparenta con la arqueología) y que busca en las marcas del autor, las del proceso de creación.
El trabajo con los manuscritos y el acceso a la biblioteca personal de la “reina del crimen” es la materia de este libro que el especialista en su obra, John Curran abordó. Setenta y tres cuadernos con notas de diferentes épocas, con letra ilegible y sin ninguna cronología es el material que este fanático crítico organizó, para felicidad de los miles de seguidores en todo el mundo de una autora que supo congeniar claridad en la exposición con tramas inteligentes y soluciones inesperadas, y que se convirtieron en la marca del sello “El club del crimen”.
Los manuscritos muestran la composición de sus tramas: su método de caos sistematizado, con listas de escenas señaladas con una letra que recortaba y pegaba según fuera la historia elegida para desarrollar, y que le permitiera cumplir con las exigencias de un mercado editorial (“Un Christie por Navidad”) que la tuvo en el primer puesto de ventas durante casi seis décadas en las que publicó novelas, cuentos, textos teatrales y adaptaciones para radio y cine. (Recordar “Testigo de cargo” de Billy Wilder).
Incluye un relato breve inédito, “El hombre que sabía”, las notas donde explica cómo creó a Hércules Poirot y cómo se llevaba con su criatura y la versión original de “El caso de la mujer del portero” donde se luce la anciana detective, la señorita Marple.
Si bien la descripción de los manuscritos resulta tediosa y excesiva, siempre es un placer ver a un escritor en su laboratorio.

Publicado en diario Perfil, 5/5/13


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