domingo, 10 de diciembre de 2023

Productos regionales

Que las editoriales independientes son uno de los colectivos culturales más potentes no es una novedad y la Feria de Editores lo demuestra todos los años. Pero, a pesar de que sólo parece suceder en Buenos Aires, en las provincias viene creciendo el mismo fenómeno: pequeñas y medianas editoriales con lo mejor de la producción regional, editoriales municipales con catálogos amplios y diversos, editoriales universitarias con rescates de la obra de autores imprescindibles con trabajos críticos de investigadores académicos, una multiplicidad de voces desconocidas por los grandes sellos y ferias del libro en casi todas las provincias, conforman un campo editorial muy nutrido que, a la hora de difundirlo, se encuentra con el viejo problema del centralismo porteño que convierte en invisible todo lo que no impacta en su vidriera, incluso, para sus mismos coterráneos.

Perfil conversó con algunos de sus referentes, quienes nos cuentan cómo es publicar en un país cuya inteligentzia mira hacia afuera y se posiciona de espaldas a lo que pasa en el largo y ancho territorio literario nacional.

 

Oscar Taborda es el director de la Editorial Municipal de Rosario, :e(m)r; que ya lleva 30 años de vida. Comenzaron con trabajos de investigación con gente de la universidad, que les permitió publicar la obra completa de algunos autores, como Beatriz Vallejos o Juan Manuel Inchauspe. Hoy su producción se nutre, en gran medida, de concursos de poesía, de novela corta, de historieta y de fotografía y hasta de cuentos infantiles escritos por chicos e ilustrados por artistas plásticos de la ciudad, lo que la convierte en una plataforma para nuevos autores de la región.

Si bien no es una editorial independiente, de alguna manera, funciona como si lo fuera, característica que comparte con las editoriales universitarias de la provincia como la UNR, EDUNER y UNL, por el cuidado y la atención cuasi artesanal de cada uno de los libros. “De alguna manera nos sentimos parte del ecosistema de las editoriales independientes. Tenemos un vínculo de hermandad con las editoriales de acá y escapamos a cierta estética arcaica de los libros estatales, la de ser propaganda del político de turno.”

En la librería de la editorial, que abrió hace muy poco, dentro del espacio de la Biblioteca Juan Alvarez, le dan cobijo a aproximadamente sesenta editoriales de la provincia. “El interés es el de ayudarlas a promover su catálogo, sumar un apoyo al trabajo que vienen haciendo. La idea es que cualquiera que entre se encuentre con la producción local que es considerable y que no está del todo percibida por los mismo rosarinos.”

¿La editorial publica sólo autores de la región?

La mayoría, sí. Para los 25 años de la editorial hicimos un concurso nacional y de ahí publicamos catorce libros, no sólo al ganador. Hicimos antologías de poesía, en paralelo con el festival de poesía que se hace acá todos los años. En esa línea se nos ocurrió hacer lo mismo con la historieta, ya que acá hay una nueva generación de historietistas muy buenos.

¿Qué planes tienen para el futuro?

Seguiremos con los concursos. Es la posibilidad de conocer nuevos autores. Y nutriendo las colecciones como la naranja, donde le proponíamos a autores una crónica de una zona de la región. Diana Bellesi escribió sobre Zavalla, otra es sobre el trabajo de Juanele en las bibliotecas populares. En una segunda etapa nos gustaría mucho tener autores rosarinos que hayan publicado en otro lado. (Y la lista, enorme, va de Fontanarrosa, pasando por Charlie Feiling, Patricio Pron, Elvio Gandolfo, Mirta Rosemberg, Beatriz Vignoli, Reynaldo Sietecase, Beatriz Guido, Alberto Laiseca, María Negroni, Aldo Pellegrini, Josefina Ludmer, Nicolás Rosa y muchos, muchos más, lo que da una pauta del foco intelectual que fue y es Rosario).

 

            Verónica Stedile Luna y Agustín Arzac son los responsables de la editorial EME de La Plata. Cuentan que surgió como un desprendimiento de otro proyecto, que fue la revista Estructura Mental a las Estrellas, publicada entre 2010 y 2013 y en un momento se dieron cuenta de que los autores que más les interesaba difundir circulaban por la revista. Por ese mismo año emergieron diversos proyectos editoriales y libreros cercanos en La Plata, como Club Hem, Pixel y la librería Malisia de la cual forman parte. “Todo ese movimiento y las ganas de dar más espacio a las escrituras de la revista, nos impulsaron a crear EME editorial. Los primeros libros de Carlos Ríos y Paloma Vidal fueron en co-edición con Bajo La Luna, de cuyos editores, Miguel Balaguer y Valentina Rebasa, aprendimos cosas invaluables. Al poco tiempo nos largamos a editar con nuestra propia estructura, pequeña pero siempre muy rodeada del apoyo de proyectos colectivos cercanos. Hoy la editorial cuenta con tres colecciones, “Fin de lo mismo” en narrativa; “Plan de Operaciones” en ensayo histórico-político y “Madriguera” –la más reciente, del 2020– para ensayos sobre arte y literatura.”

¿Qué relación tienen con el ecosistema editorial independiente de CABA?

Es uno de los más ricos del Cono Sur, sin dudas; eso hace que, por supuesto, sea un espacio importantísimo de diálogo, intercambio, aprendizajes, y comercialización –como sabemos, la mayor concentración de librerías se encuentra en Capital Federal. Al mismo tiempo, se está dando un proceso muy interesante de poner en común esfuerzos y problemas entre editoriales, librerías y ferias de la provincia de Buenos Aires. Es un universo muy rico, que lleva muchos años de trabajo sostenido, con cada vez más alternativas; ferias como Invierno, Minga o EDITA dan un poco cuenta de eso, al igual que el festival de poesía de Bahía Blanca.

¿Reciben algún apoyo del estado provincial?

En provincia de Buenos Aires se está llevando adelante una serie de políticas públicas de fomento a la lectura y la industria del libro que son muy importantes y que no tenían precedentes. El ejemplo más visible y de mayor impacto es el de la compra de libros a editoriales independientes bonaerenses. Otras acciones son el Encuentro Provincial de Bibliotecas Populares en Chapadmalal -donde también se le otorga presupuesto a bibliotecas para compra-, el programa de apoyo y fortalecimiento a ferias del libro, el espacio dentro del stand de la provincia en la feria del libro de Buenos Aires, entre otras.

 

            Espacio Hudson es una editorial chubutense que tiene su base en el paradisíaco Lago Puelo, desde donde congrega, gestiona, moviliza y publica a los autores de la Patagonia, con un lugar especial para las lenguas indígenas autóctonas -mapuche, selk’nan y yámana- y de otros países, como los textos escritos en creek, una lengua indígena de norteamérica.

            El nombre lo eligieron en homenaje a Guillermo Hudson, un personaje bifronte que fascinó a los lectores de los dos lados del Atlántico y, de alguna manera, ese es el lugar donde quisieron posicionarse. Los problemas de logística los resolvieron colectivamente: forman parte de La Coop, una cooperativa de quince editoriales que tiene su sede en Buenos Aires y desde ahí se hace la distribución a 120 librerías de todo el país, según cuenta uno de sus responsables, Cristian Aliaga.

Pero no sólo publican autores de la región. Hacen co-ediciones bilingües con otros países y si bien la colección de literaturas originarias fue una de las primeras, cuando decidieron abrir la editorial, nos cuenta, ya sabían de la existencia de muchos buenos escritores en la Patagonia y dónde encontrarlos, así que el proyecto nació como el lugar casi natural donde mostrar toda la producción local.

            Uno de los mayores problemas para este tipo de editoriales, sostiene, es la falta de apoyo oficial. “Comparado con México o Chile, por ejemplo, hay muy pocas políticas de apoyo en este país, y muchísimos actores culturales. En nuestro caso, no hemos tenido buena recepción en nuestra provincia, pero hemos coeditado con universidades y gobiernos de otras provincias.”

¿Qué haría falta para que las literaturas regionales accedan a una mayor visibilidad?

Creo que hacen falta políticas dirigidas y sectorizadas. Y acá volvemos al problema de siempre, la centralización. Y es un gran derroche de recursos, porque lo mejor está en la FED, a ambos lados del mostrador: bibliodiversidad de parte de las editoriales y lectores exigentes que, si pudieran, se comprarían todo. Y esto es lo que sostiene este espacio casi utópico dentro de la economía asfixiante en la que vivimos.

 

            Literatura Tropical es una editorial chaqueña que se presenta como una plataforma creativa de “literaturas disconformes” que impulsa proyectos artísticos de autores del NEA, donde la poesía tiene un lugar central.

            Uno de sus responsables, Alfredo Germignani, es muy enfático al enumerar las diferencias que existen entre las editoriales independientes de las provincias y las de CABA: “Las diferencias son de territorio, las editoriales de CABA pueden ampliar más su campo de batalla: recursos, costos, probabilidades económicas, competencias. La historia de la literatura y, por lo tanto, la editorial, no escapa a nuestra propia historia. Edificaron todo sobre arenas movedizas, hicieron una ciudad y se preocuparon poco por hacer un país. Los territorios marginales revelan voces y potencias que CABA cree ocultar con todas las lucecitas que adornan el Obelisco. Lo cierto es que, más allá de este complot, las diferencias son técnicas. Entiendo que una editorial independiente encuentra hidalguía cuando aprende a desenvainar tres espadas: dirección de arte, creación de valor y construcción de catálogo y aunque, creativamente, tenemos las mismas espadas, nos vencen la multiplicidad de sus ejércitos técnicos.”

¿La editorial forma parte de alguna red de editoriales regionales?

No formamos parte de ninguna red pero, en la medida que podemos, procuramos trabajar asociativamente. Nos invitan a la Feria de Editores y a festivales literarios y nosotres mismos producimos acontecimientos para construir comunidad de lectores. Ciertamente es fundamental afianzar lo colectivo, falta quizá una figura o entidad que nos articule con más fiereza. Hay que trabajar más para producir estrategias políticas y económicas, que nos beneficie y nos multiplique más.

            Reconoce que en Chaco existen políticas públicas para incentivar el sector editorial, como los libros a mitad de precio, la ley de mecenazgo, la ley de industrias culturales, que aunque importantes, no son suficientes. “Sobre todo, en estos tiempos de tempestades económicas, es determinante la presencia del Estado a pesar de sus insuficiencias. Ningún mercado regula nada por sí mismo, muy por el contrario, devora. Ni mucho menos el mercado editorial, cuya regulación del precio del papel, ya sabemos, está en manos de unos cuantos pocos que ya conocemos lo que hacen y cómo lo hacen.”

¿Qué haría falta para que las literaturas regionales logren mayor visibilidad?

Entender que no nos podemos mudar a CABA, es ella la que debe federalizarse. Esto fue y será su deuda pendiente con el país y con la historia argentina, pero lo vamos a lograr, estamos preparados y trabajamos para ello durante mucho tiempo.

 

Selva Almada es una de las tres creadoras de Salvaje Federal, la librería que, desde Buenos Aires, promueve la literatura regional y provee de libros de todas las provincias a quienes van en busca de títulos que no están en otros lados. Para eso, recorre las ferias, el lugar donde se dio cuenta de la necesidad de encontrarles un espacio. Al preguntarle sobre la presencia de editoriales capitalinas en su catálogo, su socia, Natalia Peroni, responde que “el acento está puesto en el territorio y para nosotras, la Capital Federal es una región más, no hay un centro ni, por lo tanto, una periferia.

¿Qué impacto tienen las ferias regionales en las ventas de libros de las provincias?

Suelen ser espacios que benefician las ventas y sobre todo que les permiten tener visibilidad, presentarse a futuros lectores. Lamentablemente, muchas veces los lectores ignoran que en su misma región, incluso en su misma ciudad hay una literatura que se está produciendo en ese mismo momento. Y sí, también sirven para que quienes escriben se conozcan, entren en contacto, se lean.

¿Qué haría falta para que las literaturas regionales accedan a mayores ventas, visibilidad, traducciones, ferias internacionales?

La infraestructura de estas editoriales suele ser muy pequeña, son proyectos que se llevan adelante con poco dinero, estos últimos dos años los costos de imprenta y papel se encarecieron muchísimo, hoy cuesta mucho dinero hacer un libro. Creo que además de los apoyos económicos al sector del libro, el Estado debería hacer una promoción más fuerte de estos autores en ferias del país e internacionales. Lo mismo en el caso de las traducciones. “El gran problema en nuestro país es la logística” completa Natalia. “Para que te des una idea: a nosotros nos compra gente de Córdoba libros de una editorial cordobesa. Imaginate el camino que hace el libro. Le pasó a una editorial tucumana que tuvieron que imprimir acá porque las imprentas de allá no tienen precios competitivos. Nosotros tenemos un único costo de envío estés donde estés. La idea es no castigar a los que están más lejos de Buenos Aires. El acento está en difundir literaturas que, hoy por hoy, son secretas.”

¿Qué diferencias hay entre las editoriales independientes de CABA y las de las provincias?

Tal vez la única gran diferencia es que al estar en CABA esas editoriales tienen un acceso más fluido a suplementos y revistas literarias, a booktubers, a una circulación un poco más amplia. También mejores ofertas a la hora de imprimir sus libros. Pero en cuanto a su distribución y visibilidad ocurre lo mismo que con las independientes de las provincias: llegan a muy pocos lugares fuera de CABA.

 

Datos sobre la producción editorial del año pasado

Según la Encuesta Nacional de Consumos Culturales, en 2022 se editaron 35.356 títulos, un 3% más que el año anterior, lo que no es poco, teniendo en cuenta los estragos que la inflación viene haciendo en los bolsillos. Mientras tanto, la cantidad de ejemplares impresos aumentó un 23% y la tirada promedio, un 13%.

Otro dato curioso es que quienes tienen entre 13 y 29 años son los grupos etarios que más leen, con porcentajes de lectura de 77% y 58% respectivamente. Estos rangos etarios coinciden con los de la educación formal.

La mayoría, al elegir un libro lo hace por el género y la narrativa está en primer lugar, En este ítem, es llamativo ver que la poesía comparte con el género de autoayuda el 7% de los votos. El motivo de la lectura es el entretenimiento y una buena noticia, el 26% de la población leyó algún libro de autor o autora nacional.

Por su lado la CAL denuncia que en 2022, el papel ilustración tuvo un incremento interanual de cerca del 300% y el papel nacional para interiores, tiene aumentos superiores al 120% en los mismos meses y su continua falta hace que los pequeños editores se vean obligados a aceptar cualquier precio que se fije

Ante este estado de cosas, proponen formar corredores regionales para mejorar la logística y la distribución. Piden control de precios para las empresas que producen el papel, cuya producción, sostienen, está cartelizada; capacitación por parte de las carreras de edición a los interesados; exención de impuestos y fomento del empleo para Pymes del rubro; control de las plataformas digitales con posición dominante y que la logística vuelva a estar a cargo del Correo Argentino. Veremos qué respuesta tienen.

Publicado en diario Perfil, 10/12/23

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