La noches de los alfileres
Crecer en una
ciudad asediada por las bombas, los apagones y las redadas en un
espacio fraccionado por las diferencias de clase y reducido a los
límites del colegio parroquial no puede prometer nada bueno. En ese
contexto desalentador transita su adolescencia un grupo de perdedores
y si las peripecias de su iniciación sexual tienen el anacronismo de
los relatos del cine europeo de posguerra, rápidamente y al ritmo de
un thriller, cualquier atisbo de ingenuidad queda sepultado en
una trama que es la confesión, muchos años después y frente a la
cámara de un aprendiz de pornógrafo, de los hechos que
protagonizaron en los comienzos de los años 90, cuando el Perú
estallaba bajo las bombas senderistas y la represión estatal.
Son las reglas del policial negro:
después del Holocausto, en un mundo demencial con sus instituciones
degradadas, ningún valor queda en pie. En el caso de los
protagonistas, el cóctel incluye un sistema educativo perimido, una
sociedad atrasada y una familia despedazada y huérfana de padre. Y
lo que empieza como picardía se convierte en una venganza, que como
los buenos guisos, se cocina a fuego lento hasta tomar la forma de la
furia destada. Pero otra de las reglas del policial es no dejar
ningún cabo suelto que exija una solución descabellada y esta
novela, que dosifica el suspenso dando a cada paso un giro más en la
espiral de violencia, quizás no resulta tan rigurosa a la hora de
cumplirla.
Y esa voz plural que relata los hechos
es la que desgrana las coordenadas familiares de cada uno, en las que
el tembladeral emocional producido por padres abandonados a su propia
miseria se suple con las enseñanzas que la cultura de masas, a
través de su nave insignia, el cine de Hollywood, la pornografía y
los videojuegos, les aportan para enfrentar a su archienemiga, la
señorita Pringlin, verdadera dama de hierro. Una anécdota,
finalmente, frente al verdadero protagonista de esta historia: las
consecuencias de lo que por esos años se llamaba subdesarrollo.
Publicado en diario Perfil, 25/9/2016
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