En la orilla
Incontables son las novelas que se han
escrito y continúan escribiéndose sobre las consecuencias de la
Guerra Civil Española. Hay toda una narrativa que no deja de volver
sobre esta herida que no cierra y que la transición no hizo más que
ahondar. Y Rafael Chirbes, sin ser la excepción, traza una línea
que dolorosamente la une con la brutal crisis que a partir del 2008
destruyó la economía de los países más débiles de Europa, de la
que España se pensaba a resguardo.
Comienza la novela con el hallazgo de
un cadáver disputado por dos perros a orillas de un pantano en la
región de Olba, escena registrada por un emigrado marroquí que
acaba de perder su trabajo. Pero el protagonista es Ernesto, el dueño
de la carpintería heredada de su padre, a quien le han embargado
todo, una vez que su socio en varios emprendimientos inmobiliarios
terminó de fugarse con rumbo desconocido.
Y es ese mismo pantano el espacio
literario que este autor elige para proferir su diatriba contra una
sociedad que le dio la espalda a la generación que luchó contra el
franquismo y se sumó al tren de la posmodernidad, y que al
descarrilar, dejó a la mayoría hundiéndose en la desesperación.
Con una escritura despojada y un lenguaje directo, describe a los
miserables de su época: recientes propietarios de emprendimientos
exitosos quienes se han desentendido de los límites que la ética
reclama, a costa de los mismos de siempre, los millones que migran en
busca de una vida posible.
Y si bien en este juego Ernesto lo ha
perdido todo, descubre que lo que ha perdido jamás le perteneció,
porque en su lucha personal contra el mandato de un padre comunista
que ha vuelto vencido de la guerra y la cárcel, quedó atrapado en
una historia de derrota en la que fue hundiéndose como los cadáveres
en el pantano.
Sobremodernidad llama la antropología
actual a este presente veloz y saturado que nos impide entender
nuestro pasado y nos empuja a la desilusión hasta hacernos perder la
brújula. Algo que este autor vislumbra sin llegar a encontrarla.
Publicado en diario Perfil, 3/8/2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario