domingo, 25 de agosto de 2024

Sofisticada caja de herramientas

¿A qué llamamos literatura?

 

            Con el afán de responder algunas de las preguntas que nos hacemos los lectores, al igual que los críticos, los docentes e investigadores, acerca de esta actividad sin la cual no podríamos vivir, es que su autor, al frente de la cátedra de Introducción a la literatura de la universidad de La Plata durante cuarenta años, se propuso reunir en un solo libro todos los saberes teóricos hasta hoy sobre la literatura, con el deseo de transmitir su pasión por ella, la única manera que, sostiene, es posible enseñarla.

             El resultado es esta excelente herramienta para usar en caso de curiosidad que, en contra de la postura académica que ve en la distancia con el objeto de estudio la única garantía de objetividad, ejemplifica cada tema con textos literarios argentinos contemporáneos, aquellos que suponemos leen los jóvenes lectores más allá de los muros universitarios.

            Escrito durante la pandemia como módulos para sus alumnos virtuales, intenta recuperar ese escenario de la oralidad que nutre cada clase, abriéndolo con una pregunta, y frente a la que le da título al libro responde, siguiendo a las vanguardias, que la literatura es puro resto sobre el que vale la pena reflexionar. Y como todo producto humano que cambia con el tiempo, es histórico y en ese devenir, quienes han reflexionado sobre ella, encontraron distintos caminos para definirla y aislarla de la mera comunicación, desde la teoría de la ficcionalidad que deja afuera nada menos que a la poesía, la del extrañamiento de la percepción surgida durante la Revolución rusa, cuando lo conocido se tornó absolutamente extraño o la del desvío, que piensa el lenguaje poético como un uso especial de la lengua y pone en primer plano los planteos de la Lingüística, todas fueron puestas en cuestión una y otra vez, y nos llevan a sostener que la única manera de definir qué es literatura y qué no y cuáles son los criterios para valorarla como tal es teniendo en cuenta su naturaleza relacional.

            Desde la Poética de Aristóteles hasta los estudios postcoloniales, el libro describe y explica cada uno de los conceptos teóricos desarrollados en veinticinco siglos: las formas que adoptaron los géneros y el borramientos de sus límites a partir de las vanguardias; las diferentes escuelas que se sucedieron; los realismos y sus enemigos declarados y la disputa por los modos de abordar la realidad; el cambio en la manera de atribuir valor literario a las obras; la fascinante historia de la práctica de la lectura y los usos que los lectores hacen de aquello que leen; el estatuto de autor a lo largo de los siglos y la relación de este ubicuo objeto, la literatura, con la cultura de masas y el mercado, siempre en tensión.

Las treinta páginas de bibliografía que fundamentan este trabajo ponen en evidencia, por un lado, el afán totalizador de sus autores y por el otro, la rigurosidad en la formación que nuestras universidades públicas se empeñan, a pesar de todo, en seguir brindando. Ojalá que por mucho tiempo más.

Publicado en Perfil, 25/8/2024

domingo, 18 de agosto de 2024

La historia de Billiken

La historia de Billiken. Cultura infantil y ciudadanía en la Argentina, 1919-2019


            Hubo un tiempo en que una revista para chicos, en papel, era leída en todo Latinoamérica, y sus lectores la esperaban ansiosos, todas las semanas, para armar, recortar, dibujar y divertirse con las historietas, troqueles y figuritas y hacer los deberes con la ayuda de su copioso material didáctico. Esa revista era Billiken, la única publicación infantil centenaria de todo el mundo, que logró sortear todos los avatares políticos y económicos de nuestro país hasta que la aparición de Internet y luego la pandemia la volvieron insostenible.

La autora de este trabajo, una investigadora inglesa especializada en la cultura popular impresa de Argentina, reconstruyó la historia de esta publicación que nació pensada para acompañar los contenidos escolares, en un momento de ampliación de la escolaridad obligatoria, y se propuso instalar en la infancia la idea de ciudadanía como identidad de marca. Un proyecto cultural y comercial que su fundador, Constancio C. Vigil, llevó adelante como forma de construir su legado intelectual, del que la revista era una parte, junto con sus libros de lectura obligatoria en las escuelas, como el libro de lectura para primer grado ¡Upa!, los cuentos de la Hormiguita Viajera y el Mono Relojero o la literatura universal de la colección Billiken.

Organizada según los ciclos de las efemérides históricas, la revista mantuvo buenas relaciones con todos los gobiernos y a pesar de su ideología claramente conservadora y su apoyo incondicional a los gobiernos de facto, esto no le impidió difundir material político afín al primer gobierno peronista, lo que le dio la posibilidad de ampliar su base de lectores y llegar a vender, a fines de la década del 50, 500.000 ejemplares semanales.

La llegada de Anteojito, en el año 1964, su gran competidora, la impulsó a buscar estrategias para no perder lectores y los álbumes de figuritas constituyeron la novedad que la marca necesitaba para seguir estando presente en las escuelas y por ende, en las casas. Pero las épocas de gloria habían pasado. Los años 90, con la llegada de la revista Genios y la globalización de la cultura infantil, marcan el comienzo del fin de la revista en papel. Hoy, reconvertida en una plataforma de recursos educativos, se enfrenta al desafío de recuperar ese lazo entrañable con los pequeños lectores, en un mundo en el que ya no es posible encontrar la información y el entretenimiento en un solo lugar, la gran innovación que la revista había producido a comienzos del siglo pasado.

Publicado en La gaceta literaria, 18/8/2024

Feria de editores 2024

Feria de Editores 2024

 

 

            Más de una década de vida tiene la feria de editoriales independientes de Buenos Aires, la FED, como se la conoce en nuestro ecosistema editorial, lo que confirma la vitalidad de una industria a pequeña escala que enriquece la vida cultural de nuestra golpeada sociedad, publicando lo mejor de la literatura contemporánea y haciéndonos conocer los primeros títulos de jóvenes autores de nuestro país.

             Con 330 editoriales nacionales e hispanoamericanas, charlas, entrevistas a autores internacionales como la canadiense Marie-Pier Lafontaine, autora de Perra y Armas para la rabia, el noruego Thomas Reinertsen Berg, autor de El origen de las especias, ambos, publicados por Godot, la franco-senegalesa Seynabou Sonko, autora de Djinns, su primera novela, publicada por Sigilo, la española Luna Miguel, autora de Leer mata, publicado por Concreto editorial y la autora estadounidense Deborah Eisenber autora de Taj Mahal, Relatos y La venganza de los dinosaurios, todos por Chai editora, y sobre todo, muchos buenos libros con descuento. Sus organizadores, conscientes de la importancia que las librerías tienen en la difusión de los nuevos autores, eligieron premiar a aquellas que consideran le ponen un plus a este hermoso oficio, entre cuyos finalistas se encontraba Libro de Oro, de la capital tucumana.

Durante cuatro días, los lectores disfrutaron de todas estas actividades, pudiendo compartir con los responsables de esta heroica empresa, la de editar en forma independiente, la felicidad de acceder, de primera mano, a la mejor literatura y en un solo lugar y llevarse de regalo un libro escrito e ilustrado por autores argentinos cuyo tema, esta vez, fue la violencia.

Cuáles son los criterios curatoriales que llevan a los editores a publicar estos libros; cómo escribir en un mundo al borde del colapso; qué es lo que se juega en el cruce de dos prácticas en la novela gráfica; por qué los movimientos progresistas como los feminismos se han transformado en blanco de las peores críticas; cómo narrar la locura, las adicciones o la muerte; la escritura como denuncia en el límite de la literatura o escribir entre lenguas y la riqueza de la mezcla de tradiciones e identidades fueron algunas de las charlas que se dieron durante estas jornadas.

Con mucha, mucha gente y un clima de verdadera fiesta de la literatura, las caras de cansancio y felicidad de los editores a cargo de cada uno de los stands anunciaba que, contra todo pronóstico (los precios de los libros es el principal escollo para los buenos lectores), habían tenido buenos resultados en términos de ventas, lo que habla de una sociedad que, educada en instituciones públicas, masivas y de calidad, a pesar de todos los pesares, sigue apostando por la cultura como uno de sus principales bienes.

 

Librería “Libro De Oro”

 

Natalia Viola es la responsable de una de las seis librerías seleccionadas finalistas del premio a la “Mejor labor librera”. Ella nos cuenta que fue una hermosa noticia “porque de alguna manera significa que el trabajo que hacemos desde la librería es reconocido por quienes trabajan con nosotros, o sea, las editoriales independientes y sus editores.” También considera que es un gran avance en la mirada federal, tan necesaria para esta actividad y desea que sea el comienzo de un crecimiento mayor. “Las librerías independientes tenemos la enorme responsabilidad de ser refugio para las editoriales más chicas o que están fuera de la lógica comercial de las grandes cadenas. En eso radica nuestro valor: acercar los libros que nunca van a estar en los escaparates de las grandes expendedoras de libros.”

 Con respecto a la circulación de los libros editados y escritos en Tucumán, considera que la buena distribución es un punto clave. “Los autores tucumanos y las editoriales tienen poco espacio para la venta, que es el último eslabón en la cadena de producción. Nuestra librería recibe constantemente ediciones locales, muchas de las cuales las acercan los propios escritores. Y esa es la realidad, no todos acceden a un circuito formal de distribución, ya sea a través de las propias editoriales o de distribuidores. De todas maneras, aunque esto sucediera, hay que formar a los lectores en la búsqueda de nuevos escritores, tucumanos o no, que no sean siempre los que ofrece el mercado. Es un trabajo que en el caso de la librería lo hacemos a través de los talleres y los clubes de lectura que funcionan aquí. Creo que debería replicarse mucho más, desde otros sectores vinculados a la cultura de la provincia. En todo caso, la compra de un libro es la punta del iceberg, por debajo tienen que existir lectores ávidos que busquen lo distinto, pero ¿cómo van a buscar algo diferente si no se les ofrece, si no lo ven, si no reciben reseñas y críticas que les despierten el interés? Creo que aquí las librerías independientes tenemos un rol clave y una oportunidad.” Tanto como los suplementos culturales, podríamos agregar, indispensables para la difusión de la buena literatura.

Publicado en La gaceta literaria, 18/8/2024

Los desconocidos de siempre

 Esa gente que no conocemos


            El último libro de Lydia Davis nos dio mucho que pensar, dado que esta consagrada cuentista parece haber sucumbido a las presiones editoriales, y haber aceptado reunir una cantidad importante de relatos -a los que esta vez no podríamos llamar cuentos- que fueran publicados en alrededor de cuarenta revistas y suplementos literarios del mundo anglosajón, algunos tan prestigiosos como The New Yorker, The Paris Review o Granta, junto a otras tantas notas escritas a mano alzada, que parecen salidas de las libretas que todo escritor lleva consigo a cualquier lugar adonde vaya, y en crudo.

Pero que no sean textos originales o que pertenezcan al ámbito de lo privado no les quita mérito ni los califica como producciones menores per se. Tampoco la elección de los temas, del orden de lo cotidiano o aleatorio. La buena literatura sabe conmovernos o hacernos ver con otros ojos lo que la costumbre nos velaba y un simple paseo por el bosque puede abrirnos las puertas de la percepción y hacernos reflexionar sobre la metafísica del viaje. En este conjunto de textos o misceláneas, lo que sorprende es la falta de una idea que los articule alrededor de un propósito literario y el escaso trabajo sobre la materia narrada, que hace que nos cuestionemos qué entendemos por literatura, cuando tenemos sobradas muestras de los diarios de ciertos escritores que, como brillantes works in progress, han logrado crear un nuevo subgénero literario.

Por estas páginas desfilará toda clase de gente anónima, vecinos recientes a los que los une una guerra incomprensible y prolongada o la solidaridad, exhibida en pequeños avisos clasificados pueblerinos; eventuales comensales de restaurantes o viajeros con los que se compartieron innumerables viajes en tren y en avión, a los que la autora apenas les esboza una vida, describiéndolos en un presente continuo; recuerdos de lecturas que la llevan a reescribirlas, casi en voz alta, junto a aquellos seres con los que se comparte la vida de todos los días, hombres y mujeres que, después convivir durante muchos años, descubren, en el murmullo de un diálogo entre dientes, que es el cortocircuito lo que prevalece en la comunicación y cuán desconocida puede llegar a ser la persona elegida.

Sus criaturas son gente a la que no vamos a conocer nunca porque su autora nos mantuvo al margen, tanto a sus personajes como a nosotros, de esa maravillosa aventura que es encontrar en un personaje literario ese borde donde lo real se transmuta en ficción para hacernos descubrir las infinitas versiones de lo humano que habitan en nosotros.

Pero también, de tanto en tanto, nos encontramos con pequeños relatos como haikus, donde la Davis concentra toda la eficacia de una mirada y una pluma capaz de ofrecer, en una pincelada, algo de su maestría: “De niño, solía preguntarse por qué su padre lloraba ahí sentado mientras escuchaba un vinilo del cantante Enrico Caruso. Con el tiempo, ya de adulto, empezó a sentarse ahí con su padre, a escuchar a Caruso y llorar.”

Publicado en Perfil, 18/8/2024

domingo, 4 de agosto de 2024

Cuando caigan todas las promesas

 Cuando caigan todas las promesas


La protagonista de esta novela, Luna, una mujer que ha llegado a la edad en que las certezas superan las incertidumbres, acaba de tener un baño de realidad: su madre, infatigable sostén emocional de la familia y reciente viuda, sufrió una descompensación y está a punto de ser operada del corazón. Así comienza el relato de la historia familiar de la protagonista, en el preciso momento en que su propia “novela familiar del neurótico” se rompe y con los pedazos, decide hacer una nueva lectura. 

            Y si en el centro del relato familiar se destaca la figura de un padre de la que su amorosa compañera se encontraba a la sombra, esta nueva mirada descubre el lugar que la tradición le reserva a las mujeres: la de ser la condición de posibilidad del desarrollo personal del hombre hasta el límite del propio descuido, en los incontables episodios en los que las prioridades del padre relegaron las necesidades de su fiel compañera.

            Con los materiales con los que está moldeada la memoria (cartas, un diario íntimo, regalos traídos de cada viaje y bloques de recuerdos incrustados en el relato) la protagonista viaja hacia el pasado de una familia que, involucrada en la historia política de la segunda mitad del siglo pasado, imaginó, luchó y vivió al amparo de la que fuera la mayor organización anticapitalista del mundo, el Partido Comunista, del que su padre había sido un referente dentro del movimiento estudiantil.

            Los años del fracaso del proyecto de cambio social fueron los del deterioro de la salud del padre y de la caída definitiva de una figura que marcó a fuego el amor de la protagonista por el trabajo con el lenguaje, del que su oficio de traductora es uno de los atajos por los que transitó para hacerse cargo de la herencia paterna. Una herencia cultural, política y literaria, que encuentra en la palabra “patrimonio” su verdadero sentido, aquel que los judíos exiliados de la Mitteleuropa llevaron consigo y conservaron amorosamente, y que constituyó para su padre el ethos que guió su prolífica vida. 

            Muchos son los modos que en los últimos años adoptó la ficción autobiográfica, un género que supone el desafío de transmutar, como salida de la galera de un mago, la vida en literatura. O quizás sólo se trate de animarse a atravesar esa fina capa transparente que separa la vida de su representación que, como la superficie de una pileta, refracta las imagénes de la historia personal en cada uno de los detalles del recuerdo.

Publicada en La gaceta literaria, 4/8/2024