Donde la ciudad termina
“Crees que el color está en las
cosas o en la luz? ¿o en los ojos que miran las cosas tocadas por la
luz?” Con este interrogante comienza este largo poema escrito por
Ruth Kaufman e ilustrado por Daniel Roldán -ambos autores, con larga
experiencia en la literatura infantil- acerca de un chico que
descubre, de la mano del novio de su madre, los confines de su mundo,
la gran ciudad en la que vive.
Ansioso en su lógica infantil por una
respuesta urgente que le permita seguir preguntando, se encuentra con
un otro que demorando la respuesta, lo invita a conocer “el otro
lado”: el campo, que es el lugar donde nació, a través de las
historias familiares, como la que tuvo de protagonista al abuelo,
quien se trajo, cuando tuvieron que migrar a la ciudad, una gran
piedra más pesada que todas las valijas “para poder pensar”.
Y donde la ciudad termina hay un río
marrón, que, mirándolo con detenimiento, es la suma de todos los
colores conocidos, el lugar que el niño descubrirá después de un
largo viaje saturado de edificios, antenas, carteles y autopistas, un
mundo de colores plenos donde predomina el gris del cemento.
Pocas experiencias invitan a la
desconexión de la vorágine de la modernidad urbana como el contacto
con la naturaleza y la lectura de poesía, dos vertientes que este
texto une (y que para los pequeños lectores urbanos tiene mucho de
descubrimiento y poco de contacto), en contra de la cultura dominante
del entretenimiento, que esta editorial, junto con las que conforma
el colectivo “Libros para atesorar” viene combatiendo a fuerza de
talento y respeto por la inteligencia infantil. Toda una declaración
de principios.
Publicado en diario Perfil, 14/9/2014
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