jueves, 17 de septiembre de 2015

Fotos con historia

Historias de fotógrafos. 
Tres siglos de identidad argentina en 14 imágenes. 

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Después de fotografiar la Argentina y publicar este registro en varios libros, Marcos Zimmermann decidió mostrar a los que lo antecedieron, imaginando la historia escondida detrás de cada foto.


¿Cómo fue el trabajo de selección?

Fue muy arbitrario. A diferencia de todos mis libros, que son pensados para mostrar ciertos lugares de la Argentina emblemáticos y dejar un testimonio de eso, en este caso, el proyecto fue diferente. Yo me pasé años resumiendo la realidad en una foto y en este caso, las historias se fueron desplegando a partir de un instante. Escribí un primer cuento por un episodio personal y después fueron saliendo otros referidos a determinados fotógrafos y algunos momentos de la historia argentina que me interesaban como la guerra con el Paraguay o la conquista del desierto. Investigué las historias de las fotos que están en el libro y a partir de ellas creé una ficción. A mí siempre me interesó la Argentina como tema, casi todos mis libros están referidos a la identidad argentina y todo ese camino creo que está un poco en este libro.

¿Qué relación encontrás entre la conformación de nuestro país y la fotografía?

Bueno, no lo había pensado tan explícitamente pero creo que todo país tiene memoria y la fotografía es memoria ante todo. En el libro hay dos episodios: la historia de Esteban García que era uruguayo pero que se pasó de bando en la guerra de la Triple Alianza para fotografiar la derrota y la de Antonio Pozzo que era un gran retratista de Buenos Aires y el pobre en el libro quedó como un cobarde que se sometió a las instrucciones de Roca para hacer la primera campaña publicitaria de la Argentina. Yo vi varias veces el “álbum Pozzo” y me llamó mucho la atención -porque ya en esa época había fotógrafos que hacían muy buenas fotos a pesar de las condiciones- que en ese álbum hubiera fotos tan malas, tomadas de tan lejos, fotografías lejanísimas de un gran desierto y entonces pensé que a lo mejor eso estaba hecho adrede para mostrar la necesidad de la conquista de ese desierto y no la masacre que fue.

La fotografía es un sistema peligroso” dice el protagonista de uno de los relatos. ¿Cómo la definirías vos?
Es peligroso, sí. Es un lenguaje muy extraño porque no tiene una conformación que se pueda aprender como la lengua. A veces uno incluye en la fotografía un elemento y dice algo completamente diferente. Por eso la “escritura” visual que uno hace es algo que se aprende por experiencia. Casi todas las historias que elegí para hacer el libro tienen que ver conmigo. Las preguntas que uno se hace respecto de la fotografía, qué es lo que uno puede transmitir son cosas que sigo viviendo como fotógrafo.
En el relato sobre Grete Stern fotografía y poesía se entrecruzan, ¿serían dos formas de captar el instante?
La fotografía puede ser muchas cosas diferentes, aunque mis libros tienen más que ver con la música y esa construcción musical es también una construcción poética, cualquier texto tiene una música que a mí me interesa, cuando escribo, poder escuchar.

La fotografía ¿roba el alma?

Y... no sé, ¿eh? Yo muchas veces me he preguntado, mientras fotografiaba gente de lugares perdidos si les he quitado algo y la respuesta que he encontrado es que les he dado algo también. Un fotógrafo es una mezcla de voyeur y benefactor, y un poco ladrón, se lleva imágenes y las transporta a otras realidades y esto tiene algo que ver con robar el alma.

Publicado en diario Perfil, 12/9/15

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